La tradicional Adoració dels tres Reis d´Orient repartió morcillas para todos los gustos aunque el 155 fue el centro de todos los blancos. A los 30 segundos, el maestro de ceremonias interpretado por Mateu Xurí lanzaba los primeros dardos envenenados. "En aquel entonces no había división de poderes y ahora tampoco", clamó haciendo previsible por dónde irían los tiros de la pieza poética de Llorenç Moyà representada ayer mediodía en Ses Voltes. Si el 155 y la represión del Estado contra el pueblo catalán se han llevado todo el carbón de este año, esta Adoració ha sido un auténtico clamo a la libertad de los presos políticos. Y, evidentemente, tampoco han faltado las alusiones a Carles Puigdemont en Bruselas.

La adaptación libre de Moyà, que sirve para remarcar los temas que han copado los titulares de los medios, se centró en la denuncia de la masificación turística pero también reclamó el fin de la violencia machista, una petición que arrancó los aplausos de los espectadores en más de una ocasión. Se lanzaron dardos envenenados al alquiler vacacional, a los cruceristas que invanden Palma o al túnel de Sóller. Barceló y su viaje a Punta Cana también fueron blanco de muchas de las pullas que se dispararon durante la hora y media que duró la obra. El mundo cultural tampoco se libró. Las tres conselleras de Cultura de esta legislatura o la gestión del Teatre Principal fueron algunas de las morcillas políticas servidas en la Adoració dirigida por Bernat Pujol.

No faltaron las indirectas muy directas a la corrupción del PP. "La república declararon y de prisa aplicaron el 155. No se dieron tanta prisa en investigar la corrupción de José María Rodríguez y Álvaro Gijón en Cort", soltó el criado del Rey Gaspar con la regidora Aurora Jardhi en el papel. Digo criado porque, como ella misma justificó, "soy servidor y no servidora porque tanto antes como ahora a las mujeres no nos dejan espacio". Una denuncia que arrancó grandes aplausos. Los mismo aplausos cuando el Rey Herodes exigió la libertad para los presos políticos en el final de su intervención. La nota novedosa la puso Mateu Xurí ya que por primera vez se incorporaron las glosses en la Adoració.

En esta 33 edición, la Adoració dels tres Reis d´Orient llegó con novedades gracias al maestro de ceremonias que este año incluyó unas acertadas glosses en la representación. El historiador del arte, Joan Contestí, se enfundó en el papel del rey Herodes, un papel muy complejo que enfocó de manera muy acertada en el monarca Felipe VI. Muy natural estuvo Raimond Jaume, responsable de comunicación de la APB, en el papel de secretario. Miquel Ferrer de Rata Corner ejerció de mayordomo mientras que los tres reyes estuvieron representados por el diseñador gráfico, Antonio Villalonga (Melchor); el guía turístico Sebastià Antich (Gaspar) y Bernat Reus, de la Galeria Horts (Baltasar). La interpretación del rey Melchor fue de las mejores. Muy divertidas estuvieron la periodista Mar Puigserver y la regidora Aurora Jardhi como pajes. Los doctores de la Ley fueron el regidor de Cultura, Llorenç Carrió, y el profesor Juan Carlos Elvira. La soprano Júlia Colom entonó La Sibil·la mientras que el periodista Nacho Jiménez fue un Dimoni de lo más divertido al marcarse un Despacito junto a Herodes.

Si la primera parte se centraba en el poder humano y el miedo a perderlo, la segunda parte se centró en el amor divino como único poder. Aquí salió el alcalde Antoni Noguera como Sant Josep, la cantante María Píaz como Virgen, Albert Muñoz como niño Jesús y el periodista Jordi Julià como Ángel.

Morcillas en el vestuario

Fue una Adoració llena de alusiones políticas, unas alusiones que incluso se encontraron en el vestuario. La turismofobia la encontramos en los vestidos de los Reyes de Oriente que recordaban a Mallorca, Menorca y Eivissa. Los doctores de la ley lucían un sombrero en forma de mierda porque "la ley es una mierda", explica el modisto Rafael Pizarro que diseñó un sombrero en forma de ximbomba para el glosador Mateu Xurí convertido en maestro de ceremonias. Tampoco faltaron en los vestuarios los lazos amarillos de los ´Jordis´.