Elías Torres y José Antonio Martínez Lapeña pronto cumplirán cincuenta años de ejercicio profesional juntos. Podrán celebrar que el 2017 les despide con otro laurel, el Premio Nacional de Arquitectura 2016, concedido por el ministerio de Fomento a quienes han hecho arquitectura versátil en proyectos "desde la periferia más problemática hasta encargos internacionales, en los que fueron pioneros en España".

Entre los integrantes del jurado, que falló a favor del equipo con adn mediterráneo -Torres nació en Eivissa en 1944 y Martínez Lapeña en Tarragona, en 1941-, estuvo Rafael Moneo, anterior premio Nacional de Arquitectura, y al igual que los actuales premiados, muy vinculado con Mallorca. Si se repasa la lista de los Nacionales de Arquitectura puede concederse que la isla está de enhorabuena ya que son varios los grandes arquitectos que han dejado aquí su huella: Sáenz de Oíza; Enric Miralles-Carme Pinós, Fisac y al ingeniero Calatrava.

El Col·legi Oficial d'Arquitectes de les Illes Balears (COAIB) ha sido quien presentó la candidatura del estudio Lapeña/Torres por considerar que "su obra ha escrito algunos de los capítulos imprescindibles de la historia reciente de la arquitectura española, ofreciendo de forma continuada ejemplos construidos que iluminan nuestro papel en la sociedad como arquitectos", indicaron desde el colegio.

Martínez Lapeña y Elías Torres son los autores de la reforma de las murallas del frente marítimo, en un ejercicio de esmero y paciencia ya que al tratarse de una de las obras públicas más importantes de la ciudad ha sufrido los vaivenes de la política. Iniciada en 1987, este año se inauguró oficialmente parte del tramo del Baluard del Príncep. Faltan aún la rehabilitación del foso y del antiguo puente para conectarlos con la plaza de la Porta des Camp.

Fue en el transcurso de las obras cuando al demoler las viviendas militares surgió la estructura del puente. Este último tramo fue la recuperación para la ciudad de un espacio que estuvo reservado durante décadas a los militares que allí vivieron.

Recientemente, Elías Torres recorrió el baluarte y explicó a medio centenar de personas que para efectuar intervenciones en patrimonio histórico hay que ser "respetuoso, tener cierta libertad para trabajar y no tener miedo a arriesgarse, es decir, no tratar de momificar o reproducir exactamente lo que había".

De "lo viejo, nuevo"

En 2009 se puso al descubierto la intervención en la iglesia dels Sagrats Corts, en la que rescataron la entrada del templo. El reto, de la historia, de "lo viejo, hacer nuevo", le decía a su amigo y colega Federico Climent en una inauguración a todo trapo, en la que Torres se situó en segundo término.

En lo alto del muro eclesial, restaurado y recuperado, se lee a Ramon Llull, Adort-te amant, y ya en la entrada, el cancel hecho de filigrana por un artesano de Marruecos.

Es probable que los premiados sigan imprimiendo su sello en la ciudad ya que han sido elegidos para llevar a cabo la reforma de las torres del Temple, a cargo de la ecotasa con un presupuesto de 2,1 millones de euros.

De nuevo, lo viejo llama a los nuevo. Otra vez la historia de Palma será reinterpretada por los arquitectos que recientemente recibieron el muy prestigioso RIBA International Fellowship, concedido por el Royal Institute of British Architecs a arquitectos no británicos en virtud de su trabajo "infinitamente diverso".

En el reverso de la moneda, la cruz. La vivienda unifamiliar Van der Driesche en Eivissa, uno de los primeros proyectos de Torres/Martínez Lapeña está en riesgo de demolición porque "sus propietarios han presentado un proyecto para derribarla. La sede colegial de los arquitectos en Eivissa van a pedir al Consell Insular de Eivissa su inclusión en el catálogo", indican desde el COAIB.