¡Qué contraste entre La librería y The square para desarrollar un tema similar en el fondo! El abismo entre poderosos y empobrecidos, entre halcones y palomas; y el cinismo de esos halcones cuando se disfrazan de palomas. En la película de Coixet una terrateniente ordena cerrar una librería independiente pretendiendo sustituirla por un inocuo centro de artes y oficios. En la película de Ostlund un triunfador (Bang), atractivo, elegante, cultivado director artístico de un destacado museo de arte contemporáneo, es sacado de su zona de confort por unos carteristas. Ahí muestra, con sus subordinados, con sus hijas, con un ligue pasajero, el refinadísimo tiburón que es en realidad. Todo, mientras promociona una exposición, a punto de inaugurar y que da título al filme, con un mensaje de paz y concordia. Sólo al final, cuando le sueltan ante los caballos, muestra un atisbo de remordimiento.
Al ambientarla en el mundo del arte conceptual actual, el cineasta lanza un rejón a ese mundillo recreando incidentes asociados con sus excesos (la imitación del mono -spoiler- fue con un perro), añadiendo un escobazo a la obsesión actual por la publicidad viral. El retrato del clasismo y el disimulado esnobismo de la casta ilustrada tiene paralelos con La gran belleza. Sin embargo Ostlund va más lejos. Apura los límites del tema hasta tensar al espectador. Haciéndole reír e incomodándolo, mucho, al mismo tiempo. Recurso extremadamente arriesgado, sólo dominado por Buñuel, Polanski en algunos filmes o el holandés Van Warmerdam. Resumiendo, película exquisitamente ambientada y fotografiada, muy larga, muy provocadora y perturbadora. Alegoría (hipótesis) del creciente egoísmo de los europeos.
The square
Dinamarca, Suecia, Alewmania, 142 min.
****½
Director: Ruben Östlund
Actores: Claes Bang, Elisabeth Moss, Terry Notary, Dominic West
Cines: Rivoli
