Juntos son la leyenda viva del tango. Los argentinos Juan Aurelio García y Elba Natalia Sottile, conocidos artísticamente como Nito y Elba, suman "casi 160 años entre los dos" y desde hace más de 40 años son pareja de baile en la milonga y en la vida. Maestros de lujo en el Mallorca Tango Festival, por segunda vez hacen escala en la isla para enseñar los secretos de su danza "salón fantasía", dentro de una gira que comenzó en septiembre entre Italia y Suiza y continúa en Roma, Londres, Grecia y Rusia.

"En Mallorca hay un gran nivel de bailarines", coinciden Nito y Elba que están encantados con la isla: "Es un lugar hermoso, siempre queremos volver", aseguran los viajeros que, sin hablar otro idioma que el castellano y el de la música, llevan recorridos más de 50 países dedicándose a la enseñanza de su particular estilo "más suave, más por abajo". Después de cinco días intensos de clases y seminarios, el domingo por la noche hicieron gala de sus enrosques y agujas en la pista. El público ovacionó a la pareja que bailó con grandes nombres del tango como Osvaldo Pugliese y Mariano Mores.

Aclamados en el mundo entero, no denotan estela de divos, muy por el contrario, responden con cariño y humildad a todos los fans que pasan por su mesa a saludarles, mientras responden a Diario de Mallorca. Se emocionan cuando relatan su historia de amor que los une desde 1975. "Tuvimos otras vidas antes, pero nos encontramos", sonríen agradecidos por esa nueva oportunidad tras la trágica muerte de sus anteriores parejas. "Yo perdí a mi madre y mi mujer en un accidente de tráfico, a Elba le pasó lo mismo con su marido unos meses después, pero del mismo año", recuerdan. Se conocieron en un baile, pero ella lo rechazó aquel día "porque era viuda hacía muy poco, con dos nenas chiquitas". Cinco años después se reencontraron para no volver a separarse. Los dos expresan su mutua admiración, tanto como bailarines como compañeros. "Nuestra historia es como el tango, el hombre marca el paso, pero camina siguiendo a la mujer", resume Nito.

Nadie diría que son octogenarios con el ritmo que llevan de un lugar a otro: "No me enfermo nunca, pero yo digo que es que de pequeños comíamos polenta, buena carne, la verdura del huerto, no la chatarra que comen ahora", confiesa su secreto Nito. "El baile también ayuda", se ríe Elba que antes de un show prefiere no cenar y a la una de la mañana todavía está fresca como una rosa, con su botella de agua mineral. Rebosan de elegancia como el mismo tango. Vestidos de negro los dos: él de traje y pajarita; ella con un vestido con brillos y transparencias de su propia creación. "Tanta ropa hay que traer, lo peor de los viajes es armar la valija", se lamenta Elba que tras la exhibición empezará a empacar de nuevo. "Lo peor son los aeropuertos", sostiene Nito que últimamente pide que lo trasladen en la silla "para evitar alguna lesión".

La mítica pareja este lunes sigue viaje hacia Roma y no ocultan su satisfacción y agradecimiento por haber participado junto a otros maestros en el Mallorca Tango Festival: "Estamos felices de que tanta gente joven baile tan bien, esperamos volver pronto", se despiden con ganas de que siga la milonga.