El autor Miguel Hernández Camacho ha expuesto ´La plaza del tiempo´, su proyecto más artístico y cultural en la plaza de toros de Alcúdia durante el 29 de septiembre y 2 de octubre. Tras su paso en Mallorca el recorrido artístico se trasladará el 28 de octubre a la plaza de toros de Almadén (Ciudad Real) y posteriormente se mostrará en Andalucía.

Durante toda la obra expuesta en Baleares el autor estuvo presente con el fin de explicar al finalizar el recorrido su visión cultural y crear un debate reflexivo.

¿Qué pasaría con el toro, sino existiesen los toreros?, ¿se asocian los toros al arte y a la cultura? Son algunas de las incógnitas que se plantean en el proyecto. El programa cultural resalta y confirma la plasticidad, la belleza y la fuerza de este animal en total armonía con el torero. "Para mí era necesario sacarlo a la luz y evitar el enfrentamiento", ha explicado esta mañana el autor.

Hernández Camacho se dedica a realizar actos culturales aunando todos los estilos que le apasionan con diferentes herramientas. "Me interesa llegar a la gente y ver cómo lo puedo hacer, y lo hago", ha afirmado el artista graduado en Bellas Artes.

El autor tardó un año y medio en efectuar el recorrido artístico multidisciplinario formado por videoarte, instalaciones, pintura y escultura.

En el videoarte aparecen dos piezas audiovisuales, la primera dura cinco minutos y muestra imágenes del ruedo en el que el autor quiso, a través de dibujos escenificados, reforzar lo positivo de la esfera taurina mostrando la música y los pases con el capote. En la segunda pieza, de diez minutos, el artista grabó imágenes reales de una finca en Cañada de Calatrava, Castilla-La Mancha.

En cuanto a la instalación consiste en un proyecto que muestra con un "motor girando", a través de dibujos, cómo el toro se mueve por el ruedo y genera una sensación de movimiento, ha añadido Miguel Hernández.

A través de la mirilla de la puerta roja de la plaza de toros de Alcúdia se veían los siete cuadros, con un tamaño de dos por dos metros, que representaban el interrogante abierto planteado durante todo el espectáculo, es decir, reforzar la idea de si se consideraba cultura o no. "Según la forma de la plaza de toros, adapto la exposición". "Por ejemplo en la plaza de toros de Almadén al ser hexagonal la acomodaré a su forma", ha añadido.

Y por último, la obra escultórica es un esqueleto de un toro real en el que, el autor personalmente, se encargó de limpiar con la idea de generar un impacto en una frontera entre lo real y lo aparente. Una primera reacción, sin que el autor condicione y que provoque una reflexión como le sucedió al torero mallorquín José Barceló Alomar, apodado Campanilla.

El artista decidió estrenar su proyecto artístico, por primera vez, en la plaza de toros de Alcúdia. "El muro de Alcúdia tiene más de un siglo de historia y me pareció interesante realizarlo aquí en Baleares con el fin de unificar los aspectos culturales, históricos y artísticos", ha concluido Hernández Camacho.