Miquel Barceló ya es doctor honoris causa de la Universidad de Salamanca. El artista mallorquín fue investido este viernes junto al crítico e historiador Francisco Calvo Serraller en una solemne ceremonia celebrada en el Paraninfo de las Escuelas Mayores. El rector Daniel Hernández Ruipérez definió este acto como "el homenaje de la Universidad de Salamanca al arte y a los artistas" y consideró la celebración del VIII Centenario como "la gran ocasión para consolidar a la universidad y a la ciudad de Salamanca como una referencia en el arte contemporáneo, con una presencia acrecentada de obras".

Arropado por familiares y amigos, Barceló inició su discurso de agradecimiento asegurando "yo no sé si nací para pintor, pero lo llevo haciendo muchos años. No sé si me merezco este honor que me hacen ustedes. No sé tampoco por qué me dedico a esto. Sé que si lo supiera seguramente haría otra cosa", apostilló antes de glosar parte del trabajo realizado en algunas de sus obras más emblemáticas como la Capella del Santíssim en La Seu o la cúpula de la sede de Naciones Unidas.

Ciñiéndose en su labor como creador, confesó que "la desazón y desconfianza en el éxito final es parte integral de mi trabajo. No se puede emprender ninguna obra si uno no está dispuesto a fracasar en ella, incluso totalmente hasta su destrucción final. Todos mis cuadros recubren fracasos preliminares. O no, quien sabe". También aseguró que "todas mis obras son, a mi pesar, consecuencia de obras anteriores y anuncian sin que yo lo sepa otras a venir".

Sobre el proyecto de la ONU, el felanitxer desveló que lo pasó fatal porque durante unos meses no le salía nada como esperaba y "en los que iba de fracaso en fracaso". "En algún momento incluso pensé en renunciar: el derecho de cada obra a tener su propio fracaso, decía. Hasta tenía preparado el discurso de abandono. Que otras muchas veces me hubiera ocurrido lo mismo no es en absoluto de ningún consuelo", desgranó pero luego "la cosa empezó a mejorar". "La enorme concha vacía de la cúpula se convirtió en algo muy excitante", apuntó. Asimismo, reseñó que "después de una obra como la cúpula de Ginebra, mi costumbre suele ser el intentar hacer todo lo contrario. Siempre ha sido para mí una estrategia de andar por casa esta forma de autocontradicción. Este movimiento pendular entre extremos". Así, "acabada la cúpula de Ginebra, obra abstracta y colorista podríamos decir, pintaba en Mallorca cuadros en grisalla de grandes simios abstraídos, autorretratos seguramente".

Su madre Francisca Artigues y su hijo Joaquim Barceló no quisieron perderse la solemne ceremonia, un acto que tuvo un gesto con la isla ya que entre las piezas musicales se entonó La dama de Mallorca. Maria Antònia Moyà y Bàrbara Morro, estudiantes de Musicología en la USAL, le dedicaron el solo de esta canción popular.

Por su parte, el rector agradeció a Barceló su vinculación con el Estudio salmantino, hasta el punto de crear la imagen iconográfica de los actos conmemorativos de la celebración de los 800 años de su fundación, "su poderosísimo y vibrante logo". "Tengo que reconocer que su obra me ha llegado siempre muy dentro y que he encontrado que su comunión con materias, formas y cromatismos fuertemente enraizados en formas de vida ancestrales, es deslumbrante. Más que despertar admiración, fascina, de forma a veces difícil de explicar, gozosa pero incómoda, provocadora de imágenes mentales, de sensaciones, de pensamientos", subrayó Hernández Ruipérez.

Acto de resistencia

La decana de la facultad de Bellas Artes, Soledad Farré, ejerció durante la ceremonia como madrina de Barceló, de quien destacó "ese acto de resistencia que instiga a la esperanza" que es pintar lo existente. Para Farré, el acto de este viernes "contribuye a que el ejercicio de la práctica artística se comprenda más y mejor en la Universidad, pero no es suficiente, es preciso seguir trabajando para que se tengan en cuenta las especificidades de la creación artística en la docencia y en la investigación universitarias".

Junto al felanitxer fue investido Calvo Serraler. "Si la imagen de Barceló representa el mundo de la creación artística, la del profesor Calvor Serraller refleja la conceptualización del arte y su explicación histórica". Se confesó complacido "por compartir el ceremonial de investidura con Barceló, al que consideró "uno de los mejores artistas de la muy gloriosa historia del arte moderno español".