Alberto Manguel recogió ayer el Premio Formentor dedicándole unas hermosas palabras a la lectura, su compañera de viaje, de vida y de trabajo. El escritor argentino-canadiense trazó en su discurso, titulado Las lágrimas de Isaac. De cómo la lectura inventa la realidad, una historia sobre la ficción desde los primeros impulsos narrativos de nuestra especie pasando por las tablillas mesopotámicas, las historias bíblicas o su estimado Dante Alighieri. "Los libros son mundos donde intentamos leer nuestra realidad", sostuvo el autor de Historia de la lectura. "La lectura me ofrece el reino de este mundo y de todo mundo imaginable de manera más íntima y convincente que la realidad misma", apostilló. Además de estas consideraciones, el escritor también llevó su parlamento al terreno personal, explicando cómo muchos de los personajes de sus lecturas habían ido perfilando su personalidad. Puso como ejemplo los libros de Julio Verne en su adolescencia. "Ahora me reconozco más en el viejo rey Lear", apuntó.

El autor recibió el premio de manos de Marta Buadas y Simón Pedro Barceló, cuyas familias son las mecenas del galardón, dotado con 50.000 euros. Por su parte, el presidente de la Fundación Santillana Ignacio Polanco recordó a todos aquellos escritores que ya no están y han dejado su huella en las conversaciones durante estos diez años: Carlos Fuentes, Juan Goytisolo, Saramago, Piglia y Castellet.

La entrega se celebró frente a cerca de 400 personas en una nueva ubicación en el hotel, en concreto en una gran carpa en el jardín con el doble de capacidad que la terraza donde se celebraba con anterioridad. Tras la ceremonia, se sirvió un cóctel junto a la piscina.