Los Vivancos son seis hermanos que han nacido para bailar y lo demostraron ayer sobre las tablas del Auditòrium con su espectáculo, que repetirán hoy a las 19.30 y a las 22.30 horas. Parte del grupo llegó ayer de Barcelona. Uno de los hermanos, Israel, relató que el atentado fue "muy duro". "Vivo cerca de Las Ramblas. En la puerta de mi casa, había gente llorando, llamando por teléfono... Sientes una gran impotencia. Ocurre de repente. Se alquila un coche y se pone a atropellar a gente. Te deja en shock". "Mandamos un beso a las familias y mostramos nuestro apoyo a Barcelona, que es nuestra ciudad".
-¿Qué le brinda al espectador Nacidos para bailar ?
-Nacidos para bailar es nuestra tercera gran producción. Es una obra que combina muchos elementos diferentes: danza, ballet, flamenco, artes marciales, kung fu acrobático, interpretaciones musicales en directo y también hay una parte muy rockera. Además contamos con la interpretación de una orquesta sinfónica que está mezclada con temas de rock, de Metallica, de Leonard Cohen o Deep Purple. Es una obra muy entretenida, que mezcla la raíz de lo tradicional con lo moderno y en la que hay toques de humor y mucha energía. Disfrutamos mucho y esperamos que el público lo haga.
-¿Por qué este toque de rock?
-Llevábamos tiempo dándole vueltas y es que con el rock, los directos tienen mucha energía. El ballet clásico trabaja mucho la limpieza y el rock juega con la energía. Nos gusta mucho jugar con la energía del rock.
-¿Casa bien vuestro estilo con la música rock?
-Ha sido un trabajo difícil porque son temas míticos pero se han adaptado muy bien. Por ejemplo, Nothing else matters de Metallica está tocado por violonchelos y percusión mientras hacemos kung fu y Smoke on the water de Deep Purple está metido en un ritmo de tango flamenco con zapateado.
-Taconeos en paredes, cajones, techos? ¿El suelo ya no es suficiente para bailar?
-La verdad es que el suelo ya no es suficiente para bailar. Somos aventureros, muy creativos y nos gusta ponernos retos. De esta manera ha surgido el espectáculo. Jugamos con 'el más difícil' todavía del circo antiguo, es decir, intentar a cada acto hacer el final del triple salto mortal pero integrado en un concepto de danza.
-¿Hay alguna superficie que se resista a Los Vivancos?
-Estábamos negociando con Virgin Airlines para poder hacer una coreografía en gravedad cero. Es un reto que nos gustaría realizar pero aún no ha sido posible. El límite lo pone la imaginación.
-¿Es el espectáculo más circense?
-Lo es en el sentido del tema de equilibrismos. Hacemos números más peligrosos y hay interpretaciones musicales colgados de hilos. Uno toca la flauta cabeza abajo al mismo tiempo que zapatea.
-¿Y el más arriesgado?
-Sí, sin duda. Cuando lo estábamos montando, nos despreocupamos de la crítica o el público. Decidimos hacer lo que nos apetecía. También es arriesgado a nivel de integridad física porque hay momentos bastante peligrosos.
-Hacen un guiño a Star Wars con un número futurista.
-Nos han diseñado unos trajes a medida. La iluminación sale del traje y todo está medido para que sea una coreografía visual, musical y de danza al mismo tiempo. Es un número muy impactante.
-Diez años después, ¿en qué momento se encuentran?
-En un momento fantástico porque hemos tenido mucho reconocimiento, que nos ayuda a acceder a personas como Joan Martorell que firma los arreglos musicales o a grabar con la Sinfónica de Budapest. Además tenemos una madurez que hace que el trabajo sea más sencillo. Al mismo tiempo, estamos en un momento frágil porque como más alto llegas, más exigente se vuelve todo. Tenemos que esforzarnos mucho pero es un momento para cosechar lo que hemos estado sembrando.
-Tienen el Record Guiness por el zapateado más rápido del mundo
-Queremos lanzar un reto a nuevos talentos. Es inédito pero en Madrid haremos un concurso para dar la oportunidad a jóvenes talentos que puedan participar en el escenario. Se va a retar a estos artistas para que se superen y puedan experimentar lo que nosotros hemos vivido.
