Es un Jean Marie del Moral diferente pero que a la vez completa su archiconocida faceta de retratista de grandes artistas. El fotógrafo francés afincado en Mallorca ha seleccionado 65 imágenes de su archivo personal para una exposición que combina su interés por el arte contemporáneo y sus hacedores, la gente anónima de la calle inmortalizada en su cotidianidad y también los paisajes.

Todo arranca con una simple y bellísima fotografía de Del Moral tomada en 1972 y que ilustra a un carbonero que mira directo a la cámara, con la forca en la mano, dispuesto a levantar piedras de carbón. La composición, la disposición del personaje y la dignidad y emotividad con la que mira el francés se repite sin duda en sus retratos posteriores, tal y como puede verse en el resto de instantáneas que conforman la muestra, que podrá visitarse hasta el 28 de agosto en la sala capitular de La Cartoixa. "Visto ahora desde la distancia, pienso que esta fotografía marcó un antes y un después en mi trabajo", confiesa Jean Marie. "Salió publicada en un periódico que se llamaba L'Humanité, del Partido Comunista francés. Por aquel entonces, yo estaba enamorado de fotógrafos como Paul Strand, Lewis Hine o Walter Evans, que fotografiaron a obreros durante los periodos de crecimientos industrial", relata el artista, hijo de exiliados republicanos españoles. "Esta línea social siempre ha sido muy importante para mí, y mucha gente la desconoce", continúa. "He crecido en un mundo comprometido. A los 20 años luchábamos para que fuera más abierto y más culto. Y no fue fácil. Ahora vivimos en una suerte de fascismo sofisticado, el de las grandes finanzas, y no podemos sucumbir", opina.

Esta vertiente social, rescatada en esta exposición, está claro que caló hondo en Del Moral y se filtró también en los retratos que realizó posteriormente a intelectuales y creadores. Les mira con compromiso y con naturalidad, y con todo lo mejor que tiene la fotografía pura, siempre en blanco y negro. "La belleza y el sentido ya no interesan tanto en el mundo del arte, la transgresión está ganando terreno y eso nos está abocando a una espiral peligrosa", sostiene el fotógrafo.

Conocer a Miró en Mallorca fue una suerte de revelación. Se dio cuenta de que podía mirar el mundo a través de los talleres de los artistas. Y así fue como empezó a fotografiar los estudios como espacios mentales de los creadores. En la muestra, hay algunos ejemplos de esta vía de trabajo: el taller de Apel·les Fenosa, el de Salvador Dalí en Cadaqués, la casa de Joan Miró en Mont-Roig, el estudio de Robert Motherwell o el de Damien Hirst. El espectador también podrá contemplar posados de Alex Katz, Maurizio Cattelan, Miquel Barceló en Gao, Antonio Saura, Palazuelo, Antonio López o de escritores como Cioran, Salvador Espriu o el articulista de este diario Biel Mesquida.

El último apartado de la exposición lo ocuparían las imágenes de espacios sin presencia humana alguna. Son imágenes que se convierten en paisajes abstractos y emocionales, que beben claramente de la pintura expresionista americana.

Jean Marie del Moral lamenta que la fotografía esté perdiendo la ritualidad de antaño y que se esté banalizando por la facilidad con la que uno consigue una imagen con un móvil. "Ya no damos importancia a la fotografía, a lo que significa tomar una foto. Por eso vivimos en un mundo que está perdiendo la memoria", concluye.