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El negocio va bien

Infantilizando y aligerando al hombre araña la productora Marvel ha dado una vez más en el clavo. Esta última entrega se ha planteado como una precuela, formato que ofrece gran libertad de desarrollo. Los dos últimos actores que han encarnado al personaje, Tobey McGuire y Andrew Garfield, rondaban los treinta años de edad. Tom Holland (veintiún años) es un adolescente modélico. Rostro aniñado y aseado, sin acné pero con los mismos titubeos e inseguridades que los chicos de esa edad. El equipo creativo del filme es extraño. El director, John Watts, sólo ha firmado previamente un thriller rural ( Cop car); el nutrido equipo de guionistas suma a los de ese filme los de las comedias Como acabar con tu jefe y Batman- La LEGO película.

Entre todos han logrado pergeñar una comedia adolescente sin rebajar, sin perder la esencia del personaje creado por Stan Lee y Steve Ditko. Por cierto, el primero asoma esta vez en un divertido cotorreo de patio vecinal. Las torpezas del pre-héroe, la verborrea de su amigo del alma (Batalon) y el flirteo con la joven afroamericana (Laura Harrier) tienen gracia y encanto. Se cuela además una crítica velada del capitalismo. Tanto el 'jefe' de Spiderman (Tony Stark/Iron Man/Robert Downey jr.) como el villano de turno (Adrian Toomes/The vulture/Michael Keaton) presumen de empresarios avispados. Los adultos disfrutarán las interpretaciones de Downey jr, Keaton o Marisa Tomei y los oldies de Los Ramones, Rolling Stones, Canned Heat o Traffic. Agradecido, simpático respiro frente la pomposidad y gravedad de otros superhéroes. Y la Marvel se colgará otra medalla en su cuenta de resultados.

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