Joan Miró visto por Joan Punyet. El nieto del genial artista ha guiado a Diario de Mallorca por la exposición con la que se conmemoran los 25 años de la Fundació. Un recorrido que se ha limtado a diez de las 95 obras expuestas, las más importantes, las más significativas de la última etapa de su trayectoria, la que descubre al auténtico Miró.

Miró mai vist, título de esta muestra que permanecerá abierta hasta el 28 de enero de 2018, está centrada en el último periodo de creación del artista en Mallorca, desde el momento en que se instala, en 1956, hasta su muerte, en 1983. Las obras que se exhiben salieron del Taller Sert y de Son Boter, entre los años 1960 y 1970, y pasaron después a manos de amigos, instituciones de renombre y de coleccionistas privados. Ahora han vuelto al lugar en el que fueron concebidas.

1 "Sense títol, 1970, jamás antes expuesta, demuestra que Miró era un artista revolucionario y contestatario porque a los 77 años no quiso ir a ninguna tienda de bellas artes para comprar el clásico lienzo sobre el que pintar sus sueños y formas oníricas, sino que recogió un periódico francés, Ici Paris, y lo utilizó para hacer un ejercicio de exorcismo radicalmente apoyado en la obra en color negro. Es una forma femenina ,con pechos y brazos, y toques de color primario como el azul, rojo o verde para dar un equilibrio a toda la composición. Es un ejemplo de que cualquier soporte, en aras de romper reglas, es válido para acoger la mano de Miró".

2 "Pintura II, 1973, es una de las tres obras del Reina Sofía que se exponen por primera vez juntas en España. En ella plasma el azul para, una vez más, a los 80 años, corroborar que es el color de sus sueños. Miró trabajaba de noche, en el sueño, cuando dormía, cuando su alma se despegaba de su cuerpo, se alejaba de la tierra y volaba entre los astros para anidar durante horas en el subconsciente colectivo y regresar al día siguiente para ejercer el poder sobre su mano libre. Esta obra está realizada en un golpe de pincel que dura cinco segundos. Es la apología del instante, del acto creativo, del momento de tensión".

3 "Ôiseau dans l´espace II, 1965, es la ensoñación del vuelo del pájaro. No se ve el pájaro, ni la cabeza, ni una figuración, simplemente se intuye la evocación del paso del ave en el espacio. Miró consideraba que nuestras vidas son finitas y que la muerte forma parte de la vida, así como el trazo del vuelo de un pájaro forma parte del ser propiamente dicho del ave. Por eso Miró hace una apología de la sombra, de la evocación del vuelo del pájaro sin centrarse en el pájaro en sí mismo. Lo que nos enseña a vivir la vida no son los ojos sino el ojo del alma y este cuadro es una evocación pura del ojo del alma".

4 "Sense títol, 1979´, procedente de la Zarzuela, es un retrato del rey Juan Carlos I. Cuando Miró estaba en Mallorca el monarca iba a verle muy a menudo y fruto de esa amistad le regaló este cuadro, hoy prestado a la Fundació para celebrar su 25 aniversario. Miró siempre quiso apoyar una democracia moderna, por eso tuvo este gesto tan generoso hacia el rey. De ahí la definición del monarca, un hombre joven, con color, vida y movimiento, sobre un fondo azul de esperanza. Los retratos en la producción de Miró son escasos".

5 "Femme devant la lune, 1974, el año en el que Miró expuso su retrospectiva en el Grand Palais. Tenía 81 años y era la consagración del artista que había estado en París con los dadaístas y los surrealistas. Para él fue un tour de force, un anclaje que necesitaba liberar y mostrar un nuevo Miró. Lo hizo con esta obra, con una gran luna, un personaje de tres pelos, el ojo y la constante referencia estelar. En una apreciación más detallada vemos los drippings de action painting derivados de Pollock. Hay abstracción, expresión, sentimiento y mística".

6 "Tête et oiseau, 1969, una obra fascinante. Primero, por el grattage, la técnica de desgarrar la piel de la obra para llegar al centro de su alma, de sus vísceras, y de ahí hacer un exorcismo pictórico y personal para transmitir las energías al soporte a través de dejar sangrar la herida abierta. Cuando el personaje toma forma y ves la cabeza y los pájaros poco a poco se vislumbra la iconografía mironiana. Lo que llama la atención son las pisadas de sus zapatos encima del óleo. Miró decía que había que destruir la belleza dentro de su propia creativa".

7 "Pintura 1973 es una tela que habla de la muerte, de la destrucción, de la violencia del trazo, del asesinato de la pintura, de la manera más cruel y despiadada de ver cómo Miró asesina a Miró. Quiere que la gente no vea simplemente el valor comercial y crematístico de su obra, que se vende por millones en Sotheby´s de Londres, sino ver cómo Joan Miró intenta ir más allá de esa apreciación mercantilista, cercana a los valores de bolsa de Wall Street, sino que quiere renacer de sus cenizas a los 80 años. ¿Y cómo lo hace? Con el suicidio artístico de su personaje, a través de esta especie de ceremonia vudú de magia negra africana".

8 "Pintura 1973 tiene la belleza de haber sido construida con gran cariño para sujetar un trozo de tela con una chincheta. Miró te deja ver a través del cuadro, de la piel, de la esencia pura de la obra pictórica para que intentes hacer una analogía entre el inconsciente y el subconsciente, la vida y la muerte, el yin y el yang. Te enseña que hay que ir mucho más allá de las apariencias puramente academicistas para entender que la persona que ha hecho este cuadro te está expresando un mensaje, que es: "Ayúdame, me están cosificando y etiquetando como un surrealista acabado pero tengo 80 años y me siento más joven que nunca".

9 "Ballet romantique, 1974 fue creada a partir de unas telas que un amigo suyo, Joan Gardy Artigas, le compró en el Mercat dels Encants, en Barcelona, cuando buscaba "las telas más feas" que la gente adquiría por mil pesetas para decorar el salón de su casa. Miró las traduce al lenguaje surrealista a través de una decodificación pictórica de lo que veía en esas telas, ocho bailarinas bajo una luna amarilla horrorosa, para darle una modernidad al movimiento cargada de connotaciones sexuales, como la vagina roja y negra, y también crea una especie de alfabeto cercano a los pictogramas de la escritura china para hablar de sexo y erotismo.

10 "Sense títol, 1974 habla del Miró de 81 años. Es una auténtica proyección de su lado más violento sobre una pintura negra que, previamente, fue lijada para matar el brillo pretencioso de la pintura brillante, para tamizarla y luego utilizarla como un auténtico delirio de danza psicodélica musicada por el monstruo que Miró llevaba dentro y que lo liberó para hacer un gesto de expresionismo abstracto con una escoba de paja que usó mojándola en pintura acrílica blanca. De una serie de trazos rápidos que duraron dos segundos, trazó dos líneas. Luego puso el demonio, el cuchillo asesino, la violencia testicular y una espiral azul que ofrece la salida hacia la eternidad".