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David Gómez: "Mi nuevo disco mezcla biografía musical y erotismo"

Su álbum consta de trece piezas marcadas por la melancolía - El productor es el mismo que ha trabajado con Jarabe de Palo, Kiko Veneno y Michael Nymann

El pianista David Gómez en su residencia mallorquina. guillem bosch

P El 23 de junio abre en Fuengirola una gira que le llevará por 35 escenarios de la geografía española y que servirá para presentar su nuevo álbum, ‘Pianographie’. ¿Qué puede adelantar de este disco, todavía inédito?

R Se grabó el pasado mes de diciembre en Penzance, al sur de Inglaterra. Lo ha producido Joe Dworniak, productor de los cinco primeros discos de Jarabe de Palo [entre ellos La flaca y Depende] y de varios de Kiko Veneno y Michael Nymann.

P ¿Cómo llegó hasta él?

R De una forma muy casual. Yo tenía estas composiciones y a través de alguien que conocí en Valencia se las enviaron. Me lo presentaron, vino a un concierto, entablamos amistad y me dijo que estas obras se tenían que grabar. Firmamos un contrato para tres discos. Este es el segundo. El anterior, The island, salió hace cuatro años y medio.

P ¿Cómo se trabaja con un productor de fama mundial?

R Dworniak no trabaja como se hace normalmente en España, limitado por el dinero y el tiempo en el estudio. Busca discos que se prolonguen en el tiempo, sin fecha de caducidad. Da igual si estamos tres meses en el estudio. Todo lo que hace lo hace con mucho sentimiento, corazón y amor. Eso explica los cuatro años y medio entre un disco y otro. Sacar un disco al año, para mí, es una barbaridad.

P ¿Qué une, en esencia, a las trecer canciones del álbum?

R Para este disco tenía unas 60 composiciones y hemos elegido trece. Las grabamos todas con el piano, rápido, una tras otra, y nos fuimos con el coche, por el precioso sur de Inglaterra, a escucharlas. Ahí hicimos la selección. Las trece canciones del disco son muy visuales y melancólicas. El que quiera escuchar música happy que se vaya a la discoteca.

P El próximo día 26 grabará en Galicia un videoclip sobre una canción centrada en la inmigración.

R Sí. La canción se llama The Immigrant. Una crítica social terrible. Un videoclip que lo pondría delante de la Casa Blanca para que lo viera Donald Trump. Esta gente no nos quita el trabajo, por favor. Si uno está informado nunca haría comentarios de este tipo.

P Usted sabe qué significa ser inmigrante.

R Compuse The Immigrant pensando en mis padres, que fueron emigrantes. Mis padres son españoles, pero tuvieron que irse a Suiza, donde nací yo. Con 16 años se fueron de sus pueblos solitos a Suiza, ella desde La Puerta de Segura, en Jaén, y mi padre, desde Ozuela (Ponferrada), aldea en la que actualmente viven diez personas. Los dos empezaron a trabajar en una fábrica textil, donde se conocieron. Se casaron y nos tuvieron allí a mí y a otro de mis hermanos, el mediano. Cuando yo tenía tres años nos vinimos a Madrid, y a los cinco, a Mallorca.

P ¿La melancolía es una nota dominante en su discografía?

R Cuando compongo escribo lo que me cuesta decir con palabras. Muchas piezas de este disco están dedicadas a la chica con la que convivía. El 50 por ciento del disco está inspirado en situaciones que he vivido con ella. Your hands, por ejemplo, está dedicada a sus manos, que eran preciosas. Qualb Arjuani (Corazón púrpura) está inspirada en Marruecos, de una gira de cinco conciertos a los que ella me acompañó. Marinha está dedicada a una niña gallega recién nacida. Petit Vals está dedicada a una pareja que baila un vals de madrugada en las calles de Granada. Y por citar otra más, Pianographie, la que da título al álbum, es una pieza que toco en el cuerpo de una mujer desnuda. Mi teclado es el cuerpo de esa mujer que se va deslizando y que me lo imagino con sábanas blancas, cortinas, viento, las ventanas... es una pieza muy melancólica y dramática.

P ¿Imposible componer desde la felicidad?

R No soy incapaz de componer cosas alegres pero no me salen tan fácilmente.

P ¿Por qué un título como ‘Pianographie?

R Es una mezcla entre biografía musical y erotismo, sensualidad.

P ¿Qué relación mantiene usted con el piano: erótica, de amor, de odio...?

R A veces lo odio tanto que recurro al silencio.

P ¿Tanto como para sustituirlo por otros instrumentos?

R Bueno, en algunas de las piezas toco piano y acordeón al mismo tiempo, como en The Garden, dedicada a George Sand, a quien me la imagino caminando por los jardines de la Cartoixa con sus pantalones y fumando un puro. Es una imagen que siento tan real. Con la mano izquierda toco el piano y con la derecha, el acordeón, y me voy ayudando del fuelle, y el pedal con el pie izquierdo.

P Todo un ejercicio de malabares musicales.

R Es muy simple. La gente se cree que es muy complicado pero diría que es lo más sencillo del concierto. Lo que es difícil es lograr los matices del piano.

P ¿Qué otras sorpresas se puede encontrar el espectador en uno de sus recitales?

R A los conciertos entro tocando con melódica, que toco con la derecha mientras el piano lo ejecuto con la izquierda. He ido incorporando instrumentos porque considero que dan un toque más cinematográfico, más visual.

P ¿De lo que se trata es de romper con lo convencional?

R Obviamente. El tema de concierto de piano en teatro... hace años que no lo practico. Me daba hasta un poco de rabia, me producía pánico y frío. No eran sentimientos bonitos. La gente viene a un teatro y parece que lo hace para analizar en lugar de disfrutar. Cuando el público accede a un castillo o a un cementerio, lugares en los que yo doy conciertos, hay una sensación como de que algo va a pasar.

P ¿Necesita la sorpresa?

R Sí. En mis conciertos se hacen dedicatorios por sorpresa. Se han hecho hasta peticiones de mano en directo. La gente puede comprar un tipo de entrada en mi web que incluye una dedicatoria. Por sorpresa, yo me levanto y digo: Hay una cosa que te quiero decir (risas). Y acto seguido interpreto la pieza seleccionada. No deja de ser un concierto de piano, pero tiene un toque afectivo mucho más grande.

P ¿Le sorprende lo que puede hacer con sus manos?

R No. Si fuera portero de fútbol me hubiese asegurado las manos pero siendo pianista... No tengo ese apego emocional al piano. Para mí, el piano es un mueble con el cual tengo la opción y la posibilidad de hacer algo espiritual, bonito.

P ¿Cuál es el lugar más atípico en el que ha ofrecido un concierto?

R Este verano tocaré en Belchite (Zaragoza), un pueblo en el que, dicen, hay muchos fantasmas. Está causando mucho expectación porque allí nunca se ha hecho nada. Tocaré en medio del pueblo, que está derruido. A lo largo de la gira actuaré en el cementerio de Terrassa, el desguace de coches de Madrid o el faro del Port d’Andratx. En Mallorca ofreceré seis conciertos: dos en Capdepera, uno en la estación del tren de Bunyola, en la Cartoixa, el del faro del Port d’Andratx y en Pollença.

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