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James Rhodes: "Luché por el libro porque es mi pasado y un tema de derechos humanos"

El músico clásico, que ayer presentó su autobiografía en Palma, actuará esta noche a las 20 horas en el Trui Teatre

El pianista James Rhodes junto a las portadas de su obra ´Instrumental´. B. Ramon

James Rhodes es un superviviente de su propia historia, cuya vida está llena de cicatrices. Algunas físicas, ya sanadas, fruto de la época en que se cortaba con una cuchilla de afeitar. Las otras tienen un origen más macabro, provocadas por las reiteradas violaciones de su profesor de boxeo. Heridas, psicológicas en su mayoría, aparentemente cerradas. Fueron causa directa de las autolesiones que posteriormente el desgarbado pianista se infligió durante años. Pero más allá de su tortuosa historia, que plasma sin florituras en la autobiografía Instrumental. Memorias de música, medicina y locura, Rhodes es un músico brillante. Ha tocado en los auditorios más exquisitos del Reino Unido y también de gran parte del mundo. La música no es su vida, sino que su vida es la música.

Para entender a James Rhodes primero hay que comprender las circunstancias de su historia. Una historia que empieza con un joven James de cinco años en la escuela primaria de Arnold House, un colegio privado para chicos situado en St. John's Wood, Reino Unido. Comienza en la escuela, pero sobre todo en la clase de gimnasia de Peter Lee. Profesor del centro que al principio era amable con el niño y que le hacía sentirse especial. Rhodes remarca que era un chico tímido de cinco años en un colegio nuevo.

La clase de gimnasia fue el preludio. Peter Lee aún no le había puesto la mano encima, se estaba ganando la confianza del pequeño para lo que vendría después. La tortura que quebró a James empezó en el club de boxeo del colegio que llevaba este profesor. Rhodes asegura que no abusaron de él. Considera que esa no es la palabra correcta. El pianista prefiere definirlo como violación. "Que un hombre de cuarenta años le meta la polla por el culo a la fuerza a un niño de seis años no es un abuso, es una violación con ensañamiento. Es algo que provoca múltiples operaciones, cicatrices externas e internas, tics, trastorno obsesivo-compulsivo, depresión, ideación suicida, enérgicos episodios de autolesiones, confusión de género, confusión sexual, paranoia, desconfianza, transtorno disociativo de personalidad y un largo etcétera", detalla el pianista en el libro.

El día que terminó su infancia

"Pasé de ser un niño lleno de vida que bailaba, que reía, a ser un autómata aislado" explica Rhodes y además añade: "¿Queréis saber cómo arrebatar a un niño todo lo que le hace ser niño? Folláoslo. Pegadle. Dejadlo inmovilizado contra el suelo y metedle cosas en el interior del cuerpo". Es lo que durante cinco años le hizo Peter Lee sin que nadie le rescatara de ese infierno. Pero Rhodes no culpa a su madre de "no darse cuenta de que algo fallaba". Según él, "se enfrentó a una situación espantosa de la mejor y única manera que conocía". Cabe destacar que el músico describe a su madre como "una mujer de una tremenda empatía, generosa y cariñosa".

Las reiteradas violaciones de Peter Lee convirtieron a James en carne de psiquiátrico, hasta el punto de tener que internarle por la fuerza. Fue alcohólico, drogadicto, sobre todo estaba enganchado a los cortes con cuchilla de afeitar, e intentó suicidarse cinco veces. Circunstancias que le costaron la custodia de su hijo, aunque esto ya ha cambiado.

Con diez años, James se marchó a un internado. Pero para él, "aquello fue como salir de las brasas para caer en una trituradora industrial de carne". "Para entonces ya me había convertido en un niño de lo más raro que tenía tics continuamente, se hacía pis en la cama y estaba ido", explicó.

Bach y la 'Chacona'

En la historia de Rhodes no todo es oscuridad. La música creó en su interior una tenue luz que, como él no se cansa de repetir, le salvó la vida. Una luz que con los años se fue haciendo de cada vez más grande hasta absorber todo lo demás. En mitad del infierno que vivía, la Chacona se convirtió en su refugió. Johann Sebastian Bach le rescató. La música se convirtió en su terapia y el piano en la medicina. "Tocar me lleva a un lugar feliz en el que todo desaparece y puedo evadirme. Estás sólo con la música. Sin ruido, sin redes sociales. En mi casa suelo practicar cuatro horas. Me levanto, me preparo mi café y lo más importante, enciendo mi cigarro. Lo único que puede equipararse con mi adoración por el piano es el tabaco", manifiesta.

"Bach era un maestro, el Dios inmortal de la armonía como dijo Beethoven. Es el padre de toda la música. Creó el camino para Hayden, Wagner, para el jazz, el rock. Influyó en todos los compositores y los géneros posteriores a él", asegura el pianista del que es su compositor preferido. Aunque Chopin ocupa un lugar especial en su corazón.

Rhodes estudió piano en el Harrow School y más tarde obtuvo una beca para entrar en el prestigioso Guildhall School of Music and Drama. Publicó su primer disco en 2009 y al año siguiente se convirtió en el primer pianista clásico en firmar con Warner Bros. Records. A día de hoy, Rhodes es un prestigioso instrumentista. Considerado uno de los principales renovadores de la música clásica. Atrás ha quedado su tortuosa historia, aunque no olvidada.

En la vida de Rhodes la escritura también ocupa un lugar importante. Publica regularmente un blog para el The Telegraph y ha escrito varios artículos para The Guardian. Y en 2015, publicó Instrumental. Memorias de música, medicina y locura (Blackie Books). Una autobiografía que para él no es un relato de los horrores que vivió, sino sobre el poder curativo de la música. Una obra que su exmujer quiso que se prohibiese para evitar que el hijo que tienen en común llegara a leerla. Pero la justicia británica le dio la razón a Rhodes. "Luché por mi libro porque es mi pasado y un tema de derechos humanos". Ayer, el instrumentista presentó Instrumental en la Feria del Libro de Palma y firmó ejemplares en el stand de El Corte Inglés. Y hoy, a las 20 horas, el pianista actuará en el Trui Teatre. Un concierto de música clásica organizado por Jazz Voyeur.

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