La realidad tozuda se impone a la ficción. En el mismo día que la Universitat distinguió a la escritora mallorquina Carme Riera con el honoris causa por su saber como profesora de Literatura española y su faceta de escritora, la UIB era golpeada con la noticia de la detención de dos de sus profesores por una estafa al poner a la venta un fármaco falso que decían curaba el cáncer. El rector Llorenç Huguet se saltó el protocolo al incluir en las palabras de bienvenida a la ya laureada su desazón. "Hoy es un día que nos ha golpeado y encogido el corazón, pero también es un gran día para la Universitat".

A propuesta de Francesca Mas, presidenta del Consell Social de la UIB, Carme Riera fue distinguida con el máximo laurel universitario. Recibió el birrete y el resto de símbolos, rodeada del claustro de profesores, familiares y afines a la literatura. Tras una defensa pormenorizada a cargo de la profesora Maria Payeras, madrina de Riera en el acto protocolario, Carme Riera tejió su primera lección magistral con un discurso trufado de algunos de los imprescindibles que han hecho de la literatura su manera de vivir.

Recordó que escribe "para continuar las historias que escuchó a su abuela Catalina", o a la "caterva de mujeres que contaban en la Mallorca preturística que conocí", y agradeció que Aina Moll la animase a escribir en catalán. Forjada en esos mimbres, se hizo profesora, y fue el "entusiasmo" el que aplicó, y lo sigue haciendo, convencida de que "enseñar literatura es enseñar una visión del mundo". Incluso en una época en que "la literatura es residual", "donde los diarios llenan más páginas con deportes que con cultura", la autora de Te deix, amor, la mar com a penyora, hizo un elogio "enconado" de su planeta literario.

Por la mañana, plantó un olivo elegido porque "es un árbol nuestro, del Mediterráneo, que representa a Minerva, la diosa de la sabiduría", argumentó la especialista en Lengua y Literatura Española. Se da la circunstancia de que la olivera es la especie escogida mayormente por otros honoris causa, sin ir más lejos, por la cantante Maria del Mar Bonet, en un jardín lleno de nombres masculinos. Solo 3 de los 46 premiados son mujeres. "No vivimos un buen momento, pero creo que después de mi llegarán otras", expresó esperanzada la autora de Dins el darrer blau.

Carme Riera estuvo también acompañada en la siembra por su familia. En el jardín, juguetonas, sus nietas Marina y Alexandra, de 2 y 4 años, que también se sumaron al reconocimiento a una narradora, estudiosa y defensora de la cultura por encima de otros intereses. "Ser culto es ser libre", recordó en su discurso de investidura, Defensa enconada de la Literatura.

"Nos hace más personas. Hoy que todos hablan de coaching, yo diría que el mejor remedio es la literatura. Hay que luchar para que no desaparezca", expresó.

Una voz interior

Riera está de estreno. Este año se ha publicado Las últimas palabras, una novela escrita a partir de la voz interior que escuchó, "a veces pasan estas cosas", y que no era otra que la de Arxiduc Luis Salvador, a quien dedica una narración que se sirve del recurso de un manuscrito hallado.

"No estaba en mis planes, de hecho estaba cansada tras la exposición que comisarié sobre él, pero surgió su voz y me puse a escribir compulsivamente. No tuve miedo de escucharla. Ya me pasó otra vez con un personaje de Dins el darrer blau; ¡entre los locos y los escritores hay poca diferencia, solo que nosotros la conducimos de otra manera!", ironizó.

Acerca del "viajero", tocado por una historia familiar dramática, y al que "jamás pensé dedicar una novela", Carme Riera sospecha que si "viera lo que sucede hoy en las Balears -Luis Salvador escribió el enciclopédico Die Balearem- se iría".