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Análisis

Justicia (y) poética

Justicia (y) poética

Minimizando la pifia de las tarjetas, yendo al grano, es inevitable una primera lectura política en el podio de los ganadores. La acción de Moonlight ocurre a pocos kilómetros del nido de águila del presidente de los Estados Unidos; sus protagonistas son negros y homosexuales; no blanquitos y eslavas como la corte del orco. La negativa de Ashgar Fahradi a viajar a este país, incluso tras levantarse el veto fronterizo le ha dado muchos votos, sí, pero si El viajante se acerca aunque sea levemente a Nader y Simin una separación, seguro que ha merecido la estatuilla tanto o más que Toni Erdmann. Y Moonlight, vuelvo con el premio gordo, es una gran película. No me llegó hasta el hueso por exceso de poesía, su cadencia y tono tan orientales, tan Wong Kar-Wai. Eso me chirrió. Tiene sin embargo momentos y actuaciones excelsas; y anima que los afroamericanos puedan contar historias presentes y romper tabúes incluso de su propias comunidades. Mis favoritas, llámense debilidades, eran Manchester junto al mar por sus reminiscencias de Conrad, y Jackie porque sigo aturdido con Neruda y El club del mismo director. Otra lectura positiva del certamen es que los premios están (bastante) bien repartidos.

Aunque ha pagado el pato del castigo a Donald, La La Land no se ha ido de vacío. Damien Chazelle es mucho mejor director que guionista; Emma Stone es muchísimo más que unos ojos y unas facciones que quitan el hipo. El machisimo latente del filme ha quedado acordonado. En las cuatro categorías de interpretación todos los nominados merecían el premio; excepto Casey Affleck que sí despuntaba más. Los premios al guión no han sido por una vez de consolación. En animación Zootrópolis es más simpática, y más convencional, que La tortuga roja o La vida de Calabacín. Y el documental sobre O. J. Simpson apunta la misma solidez que los ganadores de anteriores ediciones. En conjunto no se notan los apaños. Los miembros de la academia yanqui de cine no son (sumados) tan blancos ni tan blandos como muchos nos temíamos.

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