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Organismos extraterrestres

Organismos extraterrestres

La búsqueda de materia viva fuera de la Tierra ha sido y es uno de los principales objetivos de buena parte de la ciencia, desde la biología a la astrofísica. Existen institutos y departamentos encaminados de manera específica a esa tarea; en Torrejón de Ardoz, cerca de Madrid, tenemos uno de esos centros que miran al universo con una duda de carácter en realidad filosófico. ¿Cómo es posible imaginar que, con la cantidad astronómica (en términos textuales) de galaxias que hay, cada una de ellas repletas de estrellas y sistemas planetarios, sea la Tierra el único lugar con organismos vivos?

La detección de vida en otros planetas cuenta al menos, que yo sepa, con dos estrategias posibles. La primera y más bien propia de la ciencia ficción, pero con marchamo académico, intenta identificar señales que puedan provenir de una civilización de otra galaxia capaz de emitir señales de radio para advertir de su existencia. Ni que decir tiene que el tiempo gigantesco que tarda cualquier onda en desplazarse „con la velocidad de la luz como límite infranqueable„ podría llevar a que tales civilizaciones, de existir, se hubiesen extinguido mucho antes de que lleguemos a saber de ellas.

La segunda vía para descubrir vida fuera de la Tierra consiste en buscar compuestos químicos que sean componentes esenciales de los organismos: agua, amoniaco y no digamos ya nada si aparece algún aminoácido, los ladrillos de esos edificios que son las proteínas. Pues bien, la investigadora Maria Cristina de Sanctis, del Istituto Nazionale di Astrifisica de Roma (Italia), al frente de un equipo de una veintena de científicos, acaba de publicar en la revista Science la identificación en el planeta enano Ceres de moléculas orgánicas complejas. Con algo más de 900 km de diámetro, Ceres es el objeto más grande del cinturón de asteroides de nuestro sistema solar. A Ceres envió la Agencia Espacial Europea la sonda Dawn (Aurora) que orbita el planeta obteniendo imágenes de espectrometría y midiendo las emisiones de neutrones y rayos gamma. Son los resultados de esas pruebas las que han permitido detectar las moléculas orgánicas.

Pero la existencia de tales moléculas fuera de nuestro planeta era conocida ya. Compuestos así han sido detectados en los meteoritos, hecho que llevó a especular acerca de si la vida habría llegado a la Tierra en el núcleo de alguna de esas rocas heladas. Esa posibilidad se ve reforzada ahora por las condiciones de Ceres, que cuenta con entre un 20 y un 30 por ciento de agua „imprescindible para la vida„ y una masa total lo bastante grande como para que el agua esté en estado líquido cerca de su núcleo. Pero aunque los aminoácidos estén presentes en los asteroides, jamás se ha detectado en ellos un organismo vivo de verdad, capaz de autorreplicarse. Seguimos esperando la confirmación de que la vida no es sólo un patrimonio terrestre.

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