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Noche de gloria y agradecimiento

Como fondo, una transparencia que simulaba el interior de la iglesia de Santa Creu de Palma, lugar en el que el año pasado se interpretó la Misa en Si menor; sobre el escenario unas voces y una formación orquestal que tienen a Bach como referente de su buen hacer; como público centenares de personas ansiosas por escuchar la música del maestro alemán. Con estos elementos, con tal predisposición y energía, el resultado no podía ser otro: sublime.

El Bachcycle, un proyecto que desde hace unos años, paso a paso, concierto a concierto, está convirtiendo Palma en una de las ciudades Bach de Europa, presentó el pasado martes en el Auditòrium de Palma dos cantatas/oratorio (BWV 11 y BWV 249) que el Cantor de la Thomaskirche escribió para las fiestas de la Ascensión i el Día de Pascua.

La interpretación de ambas obras fue impecable. Los solistas vocales, expertos en el Barroco y que han cantado Bach con los grandes grupos especializados en Música Antigua, ofrecieron una lección magistral de canto. Las dos mujeres, Maïlys de Villoutreys (soprano) y Mélodie Ruvio, (contralto), tienen una voz y una musicalidad exquisitas, el tenor Vincent Lièvre-Picard recitó el papel de evangelista como pocas veces se puede escuchar en vivo, además de cantar sus arias con muy buen estilo, así como también Benoît Arnould (barítono) que rozó la perfección.

Del coro (o mejor del doble coro, pues Joan Company, que dirigió toda la velada con atención y sentimiento, separó a los componentes en dos grupos) solamente podemos añadir a los calificativos de siempre (buena afinación, sonido equilibrado, enorme sentido de la musicalidad?) que es la gran formación vocal bachiana que tenemos en la isla. Y aún más: puede llevar las obras vocales del maestro a cualquier teatro o espacio del mundo con la cara y la voz bien altas. Resuenan aún los últimos compases del final del Oratorio de Pascua, cuando el coro canta Preis und Dank (De Gloria y agradecimiento).

El BACHrroc Ensemble, liderado por Gina Nicola, demostró que se está convirtiendo en una orquesta barroca con sonido moderno, es decir, a medio camino entre el purismo y la contemporaneidad. Exquisitos la flauta y el oboe, con papel de solista en más de una ocasión, pero también impecables los metales y los miembros del continuo, con especial mención a la contrabajista.

En definitiva, una noche Bach para el recuerdo y que aportó un grano de arena más al proceso de transformación de Palma en un Leipzig del Mediterráneo.

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