A Joan Manuel Homar -Barcelona, 1952-, la prejubilación le premia. Dejó de dar clases en la Universitat de Barcelona para dedicarse a unir versos. A ritmo de artesano, ha ido perfilando La lentitud de la mirada. Con él se ha alzado con el premio Joan Alcover de Poesía, en el que incluye un homenaje a Mallorca al incluir Cala Magrana como único topónimo en todo el poemario. Sin embargo, no es la isla la que da voz a su "mirada atenta al mundo que se recrea". "Mi Mallorca es un refugio idealizado, pero sin renunciar la cruda realidad", explica sobre la tierra de sus padres.

Reconoce el poeta que le gustaría saber dibujar porque "quien lo hace, mira con un detenimiento mayor el mundo; pero tengo mala mano", sonríe. Cercano a Peter Handke en que ambos hablan de las cosas tal como las miran, Joan Manuel Homar ha querido aproximarse a un caleidoscopio de temas: la isla, el deseo amoroso y su contrario, el desamor, el paso del tiempo y cierta crítica política, socio cultural. "Quiero ser una persona esperanzada pero no estoy seguro de que haya muchos motivos", apuntó.

Reconoce el educador que dejó las aulas "porque quería tiempo para escribir", y se presentó -es la primera vez que lo ha hecho- al Ciutat de Palma- "porque quería dar visibilidad a mis poemas". La complicidad con el lector él busca alcanzarla, formalmente, a través de versos alejandrinos, endecasílabos y algunos octosílabos. "Están hecho con rigor, cocido a fuego lento".

Su poesía, con ser "reflexiva" e incluir destellos de culturalismo, no es la de un autor intelectual. "No lo soy, mis poemas surgen de la emotividad, es la que prevalece".

Durante años dio clases de Filología Catalana. El tema de la pedagogía le interesa, sobre todo, porque está convencido de que "la literatura bien explicada gusta casi siempre a casi todos los alumnos; la puñeta es que faltan estos puentes que unan literatura y lectores en las clases. Creo que no hay docencia literaria. El gusanillo de la lectura se ha de colocar en Secundaria y en Bachiller".

"Desde aquí lanzo una crítica a la ausencia de Humanidades en los programas formativos", añadió. Homar no tiene demasiada "esperanza" en que las cosas mejoren.