Martin Scorsese se define como católico no practicante pero la espiritualidad, el fondo de las religiones, le fascinan. El silencio adapta una novela de Shusaku Endo que recrea el martirio de varios jesuitas portugueses en Japón en el siglo XVII. Tras la desaparición de uno de ellos (Ferreira/Neeson) y el rumor de que ha apostatado, dos jóvenes (Rodrigues/Garfield y Garre/Driver), deciden arriesgarse a buscarle y continuar la labor ecuménica con los campesinos que aún profesan el cristianismo a pesar de la fuerte represión del gobernador local (Inoue/Ogata). Scorsese logra que esos esfuerzos por profesar, practicar unas creencias proscritas sean equiparables al de los primeros cristianos en época de los romanos. Expone las dudas, los límites del martirio cuando afecta a las vidas de otros correligionarios. Y realza el tema que da título a la película, la tesis de que un creyente puede renunciar, incluso renegar de los símbolos y rituales de su religión si en el fondo su fe sigue incólume.
Para este público creyente la película es equivalente, mejor incluso, que La misión. Tiene interesantes reflexiones teológicas, es visualmente potente -en un estilo más cercano a Kurosawa que las superproducciones de Hollywood-; y aprovecha el talento del excelente reparto. Los agnósticos se removerán en sus sillas durante las disquisiciones espirituales y se preguntarán por qué se esconde el vínculo entre religión y política. Esos martirios fueron los coletazos finales de la Rebelión Shimabara. Un episodio de luchas internas en Japón y los intentos de colonización europea de Asia en el que los campesinos y los voluntariosos religiosos fueron (una vez más) peones, carne de cañón.
*Silencio
Estados Unidos, 161 min.
***½
De Martin Scorsese.
Actores: Andrew Garfield, Liam Neeson, Adam Driver, Issei Ogata
Cines: Rivoli, Ocimax, Cinesa Festival Park, Multicines Manacor
