La carrera cinematográfica de un hippy llamado Michael Douglas fue concebida como una venganza contra su padre biológico, el ahora centenario Kirk Douglas. El hijo se alineó con su madre, Diana Dill. El reencuentro entre los dos polos magnéticos se produjo en Mallorca en 1994, antes de la ruptura del matrimonio con Diandra Douglas del protagonista de Instinto Básico.
La calidad mítica compartida desvaneció el enfrentamiento. A partir de ese momento, la hostilidad se transformó en reconocimiento. En la primera ocasión en que Michael Douglas abrió las puertas de su finca de s'Estaca a un periodista, era obligado preguntarle:
-Hay otro Douglas, llamado Kirk, cuya sombra formidable se proyectó sobre su carrera, ¿ha cumplido ya con el precepto freudiano de "matar al padre"?
-Espero que a mi edad ya lo haya matado, porque de lo contrario es demasiado tarde. Mi padre me ayudó siempre, pero es probable que mi autoconfianza solo se consolidara a partir de mi Oscar por Wall Street.
Kirk Douglas nunca recibió una estatuilla. Antes de la reconciliación, hubo una competición brutal, porque "yo intentaba establecer mi propia identidad. Mi padre tiene una personalidad impresionante, la mitad de mis genes le pertenecen e incluso me parezco físicamente a él. Todo ello te impulsa a diferenciarte".
Para sellar su victoria, Douglas hijo no se detuvo hasta que alcanzó la cima de Hollywood, donde "soy uno de los cincuenta más poderosos, seguro". Mediante esta integración victoriosa se distanciaba asimismo de Espartaco, el actor que quiso emanciparse de una industria esclavista. "Más que rebelde, porque vive en Beverly Hills o Palm Springs, creo que mi padre fue independiente. No se trata solo de su imagen artística, sino de que fue un solitario, y es verdad que un par de veces debió ganar la estatuilla".
Michael no tenía miedo a medirse a Kirk por respeto paterno, sino por el riesgo de caer derrotado. Se olvida a menudo que la influencia del hijo sobre el mundo del cine desborda a su popularidad como actor. Se apalancó en su condición de productor para infligir la mayor humillación posible a un padre y actor, al comunicarle que era demasiado viejo para interpretar al McMurphy de Alguien voló sobre el nido del cuco.
Kirk Douglas había comprado los derechos de la película, Michael Douglas preparaba el rodaje a las órdenes de Milos Forman. El productor veinteañero se desembarazó de su padre sin contemplaciones, aunque en Mallorca lo evocaría como "algo muy duro y doloroso. La decisión previa era del director, y yo creo que estaba bastante claro porque mi padre tenía 55 años". El papel fue para un salvaje Jack Nicholson, el resto es historia.
Douglas hijo pasó de ignorar absolutamente a su progenitor a convertirse en su primer seguidor. "Probablemente he heredado la energía de mi padre, su stamina". Esa indignación "que te ayuda a completar un trabajo".
