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Crítica de cine

¿Marcharse es huir? ¿Quedarse es amargarse?

Cristian Mungiu se une al neorrealismo contemporáneo de los hermanos Dardenne, Ken Loach o Robert Guediguian. Sin un planteamiento tan bestia como el de 4 meses, 3 semanas, 2 días (2007), sobre un aborto ilegal, Los exámenes es un drama familiar en un entorno revuelto. Paradigma de acción-reacción, aplicación de la máxima del autor Michael Connelly, agitar a los personajes.

El protagonista (Titieni) es un reconocido cirujano de una pequeña ciudad. Si su hija adolescente (Dragus) supera la selectividad con buena nota le confirmarán una beca en Inglaterra. Es la obsesión del progenitor, para que la hija escape de esa claustrofóbica ciudad, para que esquive sus miserias humanas. El entorno, su mujer, otra mujer, el novio de la hija, un político y un inspector de policía local, están en velada ebullición. Todos se mueven en la zona gris de buenas intenciones por un lado y supervivencia, picaresca o delincuencia leve por otro. Verdades, medias verdades y mentiras; valentía, dudas, engaños y autoengaños. El que es completamente íntegro cae en el cepo de la depresión; el que se deja tentar por el atajo de la corrupción abre una espita que a lo mejor no podrá cerrar. Un tema adicional: ¿La corrupción es totalmente perversa o, en dosis muy leves, es equiparable a un ´hoy por ti mañana por mí´ que ladea ineficiencias del sistema? ¿Alguien está completamente libre de pecado? Viene a ser como una película de Haneke más humana, más tosca, más vivaz, casi tan incisiva. Los actores, la realización, el ritmo, rematan el verismo, la autenticidad de una historia que podría perfectamente ocurrir aquí.

Los exámenes

Rumanía, 128 min.

****

Director: Critian Mungiu

Actores: Adrian Titieni, Maria Victoria Dragus, Malina Manovici, Lia Bugnar

Cines: Augusta.

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