Entre pitos, velas y gritos de "transparencia", "participación" y "dimisión" fueron recibidas ayer tarde en el Casal Solleric las autoridades, con el alcalde José Hila al frente, que asistieron a la inauguración de la exposición 'Una autopista detrás del enchufe'. Alrededor de cincuenta personas, la mayoría del sector del arte, participaron en esta acción con ecos de arruixada que, bautizada como El Solleric... a dos velas. De Lladró a Red Eléctrica Española, exigió "el cumplimiento de buenas prácticas profesionales en todas las entidades culturales con representación municipal" y la sustitución de la actual directora general de Cultura en Cort, Francisca Niell, por "una persona apta para la mediación e interlocución".

La protesta, que transcurrió sin incidentes serios, más allá de alguna discusión entre miembros de seguridad y manifestantes con silbato en el interior del Solleric, encuentra algunas de sus claves en el cese del director del Solleric, Fernando Gómez de la Cuesta, y en el futuro incierto de la Fundació, cuya gerencia está previsto que recaiga en la comisión ejecutiva, de mayoría política, un cambio que para la Associació d´Artistes Visuals (AAVIB) responde a "una operación de cosmética".

El momento más tenso de la protesta llegó cuando el alcalde José Hila se acercó a dos de los representantes de la AAVIB, Paco Espinosa y Carles Gispert, a quienes transmitió, no sin dificultades, ya que el Solleric fue sometido a una pitada con precedentes, los de la masiva arruixada de 2001, que el ayuntamiento "trabaja por la participación".