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Entrevista

Luis Piedrahita: "El humorista no puede ser humanista y genocida"

"Quien diga que hay un fracaso de la inteligencia es porque está mirando para donde no toca"

Luis Piedrahita, en una imagen promocional.

-"Las amígdalas de mis amígdalas son mis amígdalas".

-Me pareció suficientemente divertido como para protagonizar un espectáculo entero en que en ningún momento se hable de todo lo concerniente al alma humana, excepto de las amígdalas.

-¿El humorista es un camaleón?

-Ideológicamente, el humorista tiene una actitud un poco cínica, mordaz y desengañada. Es un poeta que te mira con un ojo serio y con otro guiñado. Aunque un humorista no puede ser un día un humanista y otro un genocida. No vale cambiarse de chaqueta.

-¿Trabaja con grabadora o es de los que ensayan mirándose al espejo?

-Lo que hago, sobre todo con la magia, es grabar las actuaciones y después mirarlas para saber qué manejos y trampas hay que mejorar.

-De las preguntas planteadas por los periodistas, ¿cuál le ha aborrecido más?

-Puede que ésta (risas).

-¿El fracaso de la inteligencia está vinculado al fundamentalismo y a la tecnología?

-Creo que no. El que diga que hay un fracaso de la inteligencia es que está mirando para donde no toca. Precisamente ahora que estamos demostrando la existencia de ondas gravitacionales, a punto de observar una supernova o la medicina avanzando a lugares insospechados.

-¿Qué podrá ver quien se acerque a su espectáculo?

-Haré humor de lo que a todos nos ha pasado alguna vez. Reflexiones hondas sobre la complejidad del alma humana, a través de los objetos más insignificantes que nos rodean.

-¿Qué reflexión puede esconderse detrás de una esponja de baño?

-Sobre el amor; la fidelidad o la lealtad. En un hotel, acerca de la vida. En un ascensor, sobre la espera y, de rebote, la esperanza. De cómo, al hacernos mayores, el tiempo pasa cada vez más rápido. En cada pequeño objeto puede haber una gran reflexión. En el humor no te pueden ver venir; debe jugar lo inesperado.

-¿Cómo se llama el humor hecho hoy en día, cosmológico?

-Buscar calificativos es lo que buscan las personas que quieren recetas. Recetas es que las cosas sean más fáciles. Como decía Miles Davis: "Solo hay dos tipos de música, la buena y la mala". Y en el humor, también.

-Usted es un devoto de los ministros de Hacienda.

-No lo sabía. Quizá ellos sean devotos míos. Estoy intentando revisar unos textos míos del pasado...Me ha sorprendido la pregunta. Es como si yo te pregunto a ti qué es de tu agria polémica con Iñaki Gabilondo (risas).

-Si usted fuera periodista, ¿qué le preguntaría a un cómico?

-¿Si no fuera cómico, qué haría?

-¿Es lo mismo decir humorista que cómico?

-Creo que no. Cómico es aquel que no tienen intención de hacerte reír pero que lo hace. El humorista es el que trabaja en ello. Un perro puede ser cómico si lo ves caminar, pero no humorista.

-Recomiéndeme a un poeta gallego.

-Humorista y poeta yo creo que casi son sinónimos. Te hablaría de Álvaro Cunqueiro, de Wenceslao Fernández Flórez, de Castelao o de Julio Camba, humorista, poeta y periodista. El decir poeta no quiere decir que escriban versos, sino que utilizan el lenguaje de la imaginación y que hablan de temas concernientes al alma humana y no de amígdalas.

-¿Me podré dirigir a usted alguna vez como el Beppe Grillo de la política española?

-Política y poder van de la mano y me da pereza. Es un tema que me genera desconfianza.

-El primer chiste que le venga a la cabeza sobre Trump.

-Hay uno que he visto en Twitter en el que salía una foto de Trump y Obama y que ponía: Orange is the new black (serie de televisión).

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