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Entrevista

Mayte Martín: "Empecé a cantar antes de saber qué estaba diciendo"

"El ego y la banalidad están dando lugar a una especie de pseudo arte que está en auge"

Mayte Martín, una de las cantaoras con mayor prestigio. Isabel Camps

-¿Qué ha preparado para Palma?

-Mi último espectáculo con repertorio flamenco, Al flamenco por testigo. Sigue, como todos los demás, basándose en grandes obras clásicas del flamenco tratadas a través de mi filtro.

-¿Qué sensaciones está teniendo desde su estreno?

-Yo creo que mi público y yo siempre estaremos mutuamente satisfechos, porque ellos no esperan de mí otra cosa que mi verdad, el cuidado, el respeto y el amor que pongo en lo que hago y eso es lo único que tienen en común todas mis cosas.

-¿Cuáles son los cimientos de Al flamenco por testigo?

-Los cimientos sobre los que está construido este espectáculo son el flamenco. Pero hay trazas de otros lenguajes y citas a grandes músicos de otros géneros.

-¿Qué le cautiva de la música brasileña y el tango?

-De cualquier música lo que verdaderamente me cautiva es la capacidad que tienen determinados artistas de destilar y transmitir toda su belleza y su idiosincrasia; de encontrar la sublimación a nivel expresivo. Cada género musical se compone de unos códigos determinados, a nivel técnico, a nivel estético y a nivel expresivo. Y quien sabe encontrar el equilibrio entre estas tres cosas y su propia creatividad, sublima el género; el que sea.

-¿Qué necesita una canción para conmover a Mayte Martín?

-Que esté compuesta y cantada desde la verdad.

-¿La materia que le motiva la encuentra únicamente en el flamenco tradicional, clásico, antiguo?

-Cuando la busco en el flamenco, sí. Ahí hay un mundo. Y es un mundo mágico, conmovedor, profundo, y, sobre todo, virgen. Yo voy a buscar el origen de las cosas, lo esencial. A partir de ahí me dejo ser. Pero en realidad, la materia que me motiva la encuentro en cualquier género musical. El lenguaje que utilice es puramente circunstancial. Hay un trasfondo en las cosas puras, y ese es el que me motiva a trabajar en ellas. Independientemente del género.

-¿Cómo se le da un toque moderno a un cante tradicional sin perder la esencia?

-Igual que se restaura un monumento histórico. Entendiéndolo. Teniendo un profundo respeto por quien lo parió y abandonando el ego. Claro está que todo esto da un fruto brillante solo si hay talento y razones del alma. De lo contrario da lugar a un desatino sin solidez alguna.

-¿Qué le lleva a afirmar que las mejores letras son las tradicionales?

-Así lo siento yo. Una buena letra tiene que ser rotunda, directa, sencilla, vivida, y fonéticamente bella y sonora. El lenguaje de las letras populares es sencillo y directo. Es poesía popular. Y tiene una fuerza que yo aún no he podido encontrar en ninguna letra moderna. O casi ninguna, porque mi querido y admirado maestro del cante José de la Tomasa es un exquisito poeta del flamenco. Sus letras tienen todos esos atributos. Pero él es un chamán. Así lo llamo yo.

-Aplaudida por los críticos y también por la afición flamenca, ¿se siente querida, apreciada por el gran público?

-Si nos referimos a “gran público” por calidad, por supuesto; Tengo seguidores muy fieles y me siento muy apreciada y querida. En el otro sentido el lugar desde el que yo y muy pocos más hacemos las cosas no está de moda, y por lo tanto, existimos solo para la gente que accede a nosotros casi por casualidad. El apoyo de la industria y de la mayoría de los programadores para nosotros no existe. Estos últimos, que antes se dedicaban a descubrir artistas al público, ahora solo se dedican a averiguar quién está de moda y programarlo. Punto. Es duro ver cómo nos vamos alejando cada vez más de la autenticidad y del principio básico del arte que es hacer lo que sientes sin ninguna otra finalidad.

-¿Qué fue antes, el flamenco o el bolero, en su carrera?

-Mi primera emoción a través de la música vino a través del flamenco, y esa fue mi primera palabra musical. Empecé a cantar antes de saber qué estaba diciendo. El bolero lo descubrí muy poco después, por mi hermano Francisco, que es un grande cantor y compositor de canciones muy hermosas. Su voz y su sensibilidad me hicieron comprender lo hermoso y profundo que podía ser un bolero.

-¿Cómo se le presentó el flamenco?, ¿cómo llegó al cante?

-A través de los discos de mi padre, un malagueño que llegó a Barcelona como tantos otros inmigrantes andaluces. En casa sonaba Valderrama, y también sonaba mi padre que era un buen aficionado y tenía a Valderrama metido en la médula y una voz muy hermosa. Los domingos por la tarde había sesión de flamenco en casa de mi tío Pepe y mi tía Isabel (hermana de mi padre) y veía a mi tío -ese hombre tan alto y tan fuerte- llorar como un niño escuchando a los grandes dejándose el alma en el cante. Eso me conmovía profundamente; y seguro hizo nacer en mí el deseo de abrir mi almita pequeña y sumergirla en aquello que hacía llorar a un gigante. Viví con cortísima edad la intensidad y la capacidad increíble de abrirte por la mitad que tiene la música. Me llegó pues a través de mi padre la materia prima, y mi madre me inculcó con su ejemplo mis principios y el sentido de la ética que es aquello con lo que he construido y protejo mi micromundo.

-¿Puede avanzar algo de Tempo Rubato, su proximo disco, previsto para este invierno?

-Tempo Rubato es mi diario sonoro. Una serie de canciones de amor que han ido naciendo a lo largo de más de veinte años como consecuencia natural de mis vivencias. Desde la primera, supe que por su carácter tan intenso y romántico tenían que ser vestidas con arreglos para quinteto de cuerda. Durante estos veintitantos años las he ido entregando a Joan Albert Amargós para que hiciese los arreglos y ambos vemos en ellas nuestro recorrido vital y musical cuando las escuchamos.

-¿La escena actual flamenca puede presumir de un sinfín de talentos?

-Tanto como un sinfín, creo que no. El talento no es algo tan común. Lo que sí sé es que no puede presumir de integridad. Hay buenas voces, gente con condiciones, con buenas herramientas, pero poca gente las utiliza sobre materiales nobles. Prima la inmediatez, los intereses económicos, la ambición. El ego y la banalidad están dando lugar a una especie de pseudo arte que ahora mismo está en auge. Se lleva el postureo, la foto, la apariencia, el marketing; y falta una palabra en el diccionario que defina esta corriente para dejar de utilizar la palabra arte cuando lo que se hace nace de la frivolidad y no del alma. Porque hacerlo es faltar a algo sagrado. Es sacrílego.

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