­Històries del català es el título de una campaña impulsada por el Govern y el Consell que, con el apoyo de una veintena de ayuntamientos de la isla, quiere visualizar y sensibilizar que "aprender catalán es una puerta de integración y de entrada a nuestra sociedad y cultura", según señaló ayer el vicepresidente y conseller insultar de Cultura, Francesc Miralles.

Esta iniciativa, que nació en Formentera y posteriomente se propagó a Eivissa, llega ahora a Mallorca y podría extenderse a Menorca. Para su difusión, Govern y Consell confían en la labor de los diferentes consistorios así como en medios públicos como IB3.

En Mallorca se han sumado 20 municipios a través de 37 historias que se han recogido en carteles y vídeos de corta duración que recogen el testimonio de personas de nacionalidades bien diversas, como Abdessamad Rjafellah, hijo de padres bereberes de Marruecos que aterrizó en Mallorca con ocho años y solo en uno ya logró defenderse con el catalán. "Al principio cuesta un poco por la vergüenza pero cuando coges confianza, resulta fácil", confiesa este joven, hoy devoto del pa amb oli y del atletismo, deporte que practica en Alcúdia.

En este sentido, el de la vergüenza, el batle de Sencelles, uno de los ayuntamientos que difundirán esta campaña, afirmó que "en ocasiones parece que nos avergonzamos de nuestra lengua y la escondemos. Las lenguas no son para poner barreras (...). Las personas que se han sumado a esta iniciativa merecen el reconocimiento de todos quienes aman una lengua, el catalán, que hay que dignificar y colocar en el lugar donde le toca".

Como cruce de culturas que representa Mallorca, Històries del català está salpicada de testimonios con distintos acentos, como el francés, en boca de Anaïs Raimbault, de 32 años, estudiante de catalán en la Universidad Carolina de Praga que, tras una estancia estival en Alcúdia, se ha marcado un reto: "Algún día me gustaría traducir literatura catalana al francés".

La iniciativa cuenta con el apoyo de algunos nombres propios, como la pianista Rumiko Harada, conocida por su ligazón con la Simfònica de Balears, quien asegura que "aprender catalán me ha abierto muchas posibilidades de conocer la manera de vivir de aquí".

"El primer paso para integrarse en un lugar es aprender la lengua", coincide Hartmut Bostmann, nacido hace 58 años en Hamburgo, Alemania, y residente actualmente en Portocolom.

"Aprender catalán no fue fácil pero me cambió totalmente la imagen de la isla", reconoce Irina, nacida en Grecia y afincada en Felanitx desde hace una década.

"Yo lo he aprendido para entender a mis hijos cuando hablan con sus amigos", apunta la argentina Nancy Edith Levrino.

"Al principio me era muy difícil pero poco a poco lo estoy aprendiendo", cuenta Oriba Bashir, de Pakistán, desde hace tres años instalada en Cala Rajada.

Ejemplo de la universalidad de esta campaña es el testimonio de Enrique Bolado, nacido en Madrid. "Imaginaos cuando lo hablo allí, tienen algo parecido a un shock", bromea este joven, quien recuerda: "Puedes vivir de espaldas al catalán, vivir en su contra o engancharte a esta lengua de la que estoy orgulloso".