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Converses literàries a Formentor

La obra "perfecta" para Borges y el color de los ojos de los tigres

Cristina Fernández Cubas traza interesantes paralelismos entre Jan Potocki y Tintín

De izquierda a derecha: Siscar, Celorio, Cubas, Lerín y Jarauta. CATI CLADERA

El espectro socarrón de Jorge Luis Borges, visitante de Mallorca, se paseó ayer domingo por Formentor, cuyo premio él fue el primero en recibir, en 1961. Lara Siscar recordó que el argentino calificó de obra "perfecta" La invención de Morel, la novela que ella había elegido. El filósofo Francisco Jarauta rememoró un encuentro con Borges y Calvino, en el que el primero le preguntó al segundo cuál es el color de los ojos de los tigres.

A la presentadora de televisión y novelista le tocaba moderar la mesa Sombras. Pueden parecer "sosas" frente a espectros o espíritus, admitía, pero en cambio "cuentan con la posibilidad de pasar desapercibidas. Apuesten por el equipo de las sombras".

El mexicano Gonzalo Celorio saludó El reino de este mundo, de Alejo Carpentier, como el texto en que "articula su teoría de lo real maravilloso americano", Los antecedentes hay que buscarlos en su contacto con el surrealismo europeo y en su viaje en 1943 a Haití, donde "descubre lo maravilloso en la realidad". Celorio se refirió en concreto a la primera parte, donde Mackandal lidera la rebelión de los esclavos. Es ejecutado, pero sus seguidores creen en su reencarnación en mosquito. Los haitianos no se liberan por influjo de la Ilustración, sino "por la fe en la inmortalidad de su líder".

A la barcelonesa Cristina Fernández Cubas, el conde polaco Jan Potocki, su criado turco y su perro en el primer globo que sobrevoló Varsovia le recuerdan a Tintín, y a Tornasol el sabio despistado de ese "laberinto de historias" que es El manuscrito encontrado en Zaragoza, donde "de la superficie al mundo subterráneo se pasa de la forma más natural". A modo de epílogo, el suicidio de Potocki con una bala de plata que había pulido pacientemente, de la pieza de una tetera, y que ella vincula a la lámpara de Aladino de Las mil y una noches, cuyo original buscó el autor en vano.

Para Lara Siscar, La invención de Morel, de Bioy Casares, conecta con ese miedo a las máquinas como "inventos del demonio", al mismo tiempo que preludia la "realidad virtual". Incluye "los grandes temas del autor", como el amor o "la superposición de lo fantástico y lo real". Un "juego de espejos" de reminiscencia malthusiana, cuyo "final totalmente abierto es otro gran hallazgo".

Francisco Ferrer Lerín, poeta, narrador y ornitólogo, recordó su estancia en Formentor hace un año y la historia entonces narrada, el cadáver de un niño abandonado a los buitres. Enunció una línea geográfica entre San Bertrán de Cominges, Monrepós y Jaca (su ciudad de residencia), que interrumpió con su comentario del relato gótico de M. R. James El álbum del canónigo Alberico (la historia de un monstruo que vive en un libro) para centrarse en tres hechos que él ha transformado en cuentos: la mancha imborrable de un suicidio, las mujeres ladrantes y un reconocimiento de culpabilidad en un libro litúrgico.

Escrito por la melancolía

De Jaca a Jaca. Ésta fue también la ciudad de la infancia de Jarauta, y su librería en Roma la misma de Calasso, el Premio Formentor. De La otra parte, de Alfred Kubin, detalló que es "el libro escrito por un melancólico" de regreso de un viaje a Italia. "Una huida del realismo" en la Alemania de hace un siglo.

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