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Puro teatro

Aina de Cos: "Si se hubiera mantenido la República, seríamos uno de los países más avanzados"

"Hay pozos en Mallorca en los que durante la represión franquista se tiraba a la gente dentro y echaban cal viva encima"

La actriz recita algunos pasajes de la tragedia de Sófocles. Fotos de guillem bosch

Aina de Cos, 41 años, posa de negro en la cueva de Son Caulelles (Pòrtol) cual Antígona, condenada a morir encerrada en una caverna por Creonte tras desobedecer sus leyes. La actriz mallorquina también se rebeló cuando intentaron disuadirla de su vocación: la interpretación. Se inició en el teatro de la mano de Leona di Marco y se licenció en Arte Dramático en el Institut del Teatre de Barcelona. No ha parado de reciclarse y ha trabajado en proyectos como Entre Mujeres (Cecilia Ligorio), Ficció (Carles Alberola), Maria? (Marta Barceló), Galáctica (Abel Zamora) o La marea (Mariano Pensotti). También ha pasado por la televisión y ha intervenido en algunas películas: Yo de Rafa Cortés o No sé decir adiós de Lino Escalera. Antes de que acabe el año, publicará su primera novela con Dolmen. Planea versionar Antígona junto a Jaume Miró.

-Antígona se rebela contra las leyes de la autoridad porque desea enterrar a su hermano, acusado de traición. ¿En qué casos desobedecería la ley?

-Cuando tuviera la fuerte intuición de hacerlo. Puede ser desde cosas muy absurdas como, si hay cola en el baño de las mujeres, meterme en el de los hombres si está vacío, hasta desobediencias civiles si viera que se está cometiendo una injusticia.

-¿Las leyes humanas pueden prevalecer sobre las divinas? Es otra de las preguntas subyacentes en la tragedia de Sófocles.

-Lo primero es la llamada de la sangre y el amor hacia la gente que quieres. Es lo que ha de prevalecer. Con lo que me he asombrado mucho recientemente es con la versión de Antígona de Salvador Espriu, en la que dibuja un paralelismo con la Guerra Civil. Creonte es una metáfora de Franco y de la verdad impuesta por los vencedores. Creonte llegó a decir que sólo se puede homenajear a los que han vencido y a los traidores no. Y Antígona replicaba que no, que a los vencidos también se les puede homenajear. Los republicanos fueron traidores según las leyes de los que ganaron. Pero los republicanos estaban dentro de la legalidad. Lo que hizo el Franquismo fue eliminar la memoria de los vencidos. He estado hablando con dos historiadores especializados en memoria histórica, Tomeu Garí y Manel Suárez, y me explicaron que realmente hubo un exterminio planificado. En Mallorca, las listas de todos los que tenían relaciones con partidos políticos estaban hechas desde el mes de mayo de 1936. Por eso, cuando triunfó el alzamiento [en julio] apresaron a todo el mundo y las cárceles se llenaron muy deprisa. De golpe tuvieron que habilitar Can Mir, el Castell de Bellver... Fue un exterminio planificado. Ellos hablan de genocidio. Y en Mallorca desaparecieron muchas personas.

-Después de su trabajo con Aurora Picornell en Només quan plou, ¿ha vuelto a escribir sobre la memoria histórica?

-Ahora mismo estoy trabajando en una novela que gira en torno a la memoria histórica. Y he seguido investigando. En este mes de julio me he reunido con los dos historiadores que te he citado. Después de estar hablando durante dos horas con ellos, sólo tenía ganas de llorar. Días después, volví a tener un bolo de Només quan plou en Sant Joan, al lado del cementerio, que es donde se ha abierto la primera fosa. Y fue mágico. Hay una frase al final de la obra pronunciada por Aurora: "Perdimos la guerra pero nunca fuimos derrotados". Me costó mucho decirla porque en el fondo quizá sí fueron derrotados. Por eso hace falta trabajar la memoria histórica, recuperar las fosas y la dignidad de los muertos.

-¿Y hacer una segunda Transición?

-Manel Suárez dice sobre la Transición que realmente fue cubrir todo aquello con una sábana blanca. Y es así porque todo aquello no se ha resuelto. En aquel momento es verdad que hacía falta. Pero es que había ministros del Franquismo sentados en la mesa. Y actualmente la Fundación Francisco Franco sigue recibiendo subvenciones del Estado.

-Como actriz, ¿en qué momentos se han de desobedecer las leyes internas del teatro?

-En el momento que te dicen "no te dediques a esto porque es un trabajo muy inestable". Si es lo que quieres hacer, has de desobedecer y asumir la inestabilidad y la incertidumbre.

-¿Por qué ha elegido a Antígona?

-Es un personaje que nunca he hecho. Cuando me propusiste la entrevista, pensé enseguida en Aurora Picornell, pero luego di vueltas a si habría algún personaje clásico que pudiera conectar de la misma manera pero desde otro lugar. Y hace cuatro días me vino a la cabeza la Antígona que hizo Clara Segura con La Perla 29 en la Biblioteca Nacional de Catalunya hace algunos años. Vi aquella versión tres veces y me quedé muy impactada. Recuerdo aquella frase de: "Yo no estoy hecha para el odio, sino para el amor". Es una frase muy actual. Después googleé Antígona y Guerra Civil y en los resultados me salió Espriu. Y después de dos días, decidí que me apetecía hacer de verdad a Antígona. Entonces, llamé a Jaume Miró [otro dramaturgo mallorquín muy centrado en cuestiones de memoria histórica] para proponerle que hiciéramos una Antígona entre los dos. Una dramaturgia compartida centrada en dos personajes. Ha aceptado. Los dos venimos de hacer dos cursos diferentes en el Obrador de la Beckett y creo que podemos compartir muchos conocimientos. No sabemos qué saldrá, pero el motor está ahí.

-¿Cómo plantearía a esa Antígona contemporánea?

-Plantearía un enfrentamiento entre Antígona y Creonte. Jaume [Miró] me comentó que le apetecía que el coro griego fuese el público de alguna manera. Para escribirla, tendremos que utilizar otras técnicas dramatúrgicas para conseguir que los otros personajes de la tragedia estén presentes. Por ejemplo, pienso en cómo lo hizo Sarah Kane en su monólogo Psicosis 4:48.

-¿Es usted tan libérrima como Antígona?

-Creo que estoy haciendo el trabajo para llegar a ello. Este último año que he empezado a escribir sí que ha sido un poco como descubrir mi voz. Lo que pasa es que luego también has de hacer otros trabajos para poder comer. Pero este verano es uno de los que más estoy disfrutando porque puedo escribir tranquila ya que tengo el paro.

-¿En los griegos ya está todo?

-Claro. Es que en los griegos ya están todos los arquetipos. Venimos de la cultura griega, es nuestra cuna. Aunque es cierto que el papel de la mujer en la polis era ínfimo. En Antígona, Ismene, la hermana de la protagonista, representa el arquetipo de mujer sumisa, que tiene miedo, que no se quiere rebelar. Por eso, su hermana Antígona es tan moderna, una mujer que se rebela contra el poder de los hombres. A veces pienso que si gobernaran las mujeres el mundo sería mejor.

-Roland Barthes: "La tragedia es un largo grito ante una tumba mal cerrada".

-Ése es el grito de todas las personas que tienen familiares en fosas, cunetas y pozos. Cuanto más largo es el tiempo que pasa, la tragedia es mayor. Contra esto es lo que está trabajando la asociación de memoria histórica. Se está luchando por abrir las fosas. Lo que me impactó mucho también es saber lo de los pozos. Hay pozos en Mallorca donde se tiraba a la gente dentro y echaban cal viva encima. También lanzaban a personas vivas.

-Asimismo, en Antígona se rastrea el conflicto entre pueblo y Estado, y sociedad e individuo.

-Se trata de la voluntad del individuo, en este caso la de Creonte, para pasar por encima del pueblo con el fin de conseguir lo que quiere. Por ejemplo, en la versión de Espriu, Creonte tiene una escena en la que incita a los hermanos a luchar entre ellos. ¿Qué hizo Franco también? Justo esto. La del 36 fue una guerra fratricida.

-¿Antígona es el mito más humano?

-Para mí, es el más directo. De las tragedias griegas, es la que necesita menos interpretación para vincularla con la actualidad.

-¿Qué comparten Antígona y Aurora Picornell?

-Comparten el coraje, creer en sus principios y en su moral y en ir hasta el final. También comparten el amor. Porque la historia de Aurora es también una historia de amor hacia su familia. Hay en ellas un trabajo por dignificar la memoria histórica de los vencidos. Luchan contra una verdad oficial que dice que los traidores no se entierran. Y Aurora lucha también contra una verdad oficial que es "vamos a salvar España". Las dos se rebelan contra la injusticia.

-¿Nos faltan Antígonas o Auroras Picornells?

-En nuestra sociedad, hay una parte que está muy acomodada. Por un lado, está bien. Somos los nietos que hemos vivido dentro de una democracia, que no hemos vivido las consecuencias directas de la guerra ni de la postguerra y que podemos hablar sobre ello. Pero al mismo tiempo, veo que en esta democracia mucha gente ha perdido los valores. Pero no quiero ser pesimista, veo que hay un sector de gente que sí está haciendo muchas cosas interesantes y lucha.

-Picornell fue asesinada en el cementerio de Porreres con les Roges del Molinar. Parece que se exhumará la fosa. ¿Cómo valora el trabajo que está realizando en estos momentos el Govern con la Ley de Fosas y la creación de la comisión técnica de desaparecidos?

-Gracias que se está haciendo este trabajo, porque es muy necesario. Pero me gustaría que fuera todo más rápido. Está prevista la exhumación o en septiembre o ya el verano que viene porque no pueden arriesgarse a que llueva. En la isla hay 56 fosas. 50 localizadas con el número aproximado de víctimas. Y la de Porreres es la más grande. Hay como 300 personas en ella. Cuando se estuvo trabajando en la de Sant Joan, me contaron que algunas familias iban cada día. Y que uno de los sobrinos o nietos pasaba las noches allí. Hay mucho dolor subterráneo todavía. Han sido muchos años en los que mucha gente ha guardado silencio y no ha expresado sus emociones. Manel Suárez me contó la historia de una mujer de Calvià que cada día tenía que ver en el pueblo a tres fascistas implicados en la muerte de su familia. El día que murió el último, ella salió a la calle y manifestó en voz alta: "Ya se ha muerto el último". Eran vecinos. Eran hermanos. Y tú tenías que convivir con el que sabías que se había cargado a tu padre. El nivel de sufrimiento debía ser elevadísimo.

-¿En qué medida ayuda el teatro en estas situaciones?

-Ayuda porque les das voz. Antígona también me interesa porque representa a la gente de a pie que simplemente era progresista. El teatro sirve para dar voz también a los anónimos que padecieron. Cuando representamos Només quan plou en Porreres, hubo un debate posterior en el que casi nadie intervino. Al día siguiente yo me quedé a dormir allí, en casa de una amiga, y fuimos a un bar y la gente empezó a hablar del tema. Me comentaron que no habían dicho nada después de la función porque hay cosas que en público aún no se pueden decir. Eso me impactó. El teatro ha de provocar el diálogo, la reflexión. No el gran pathos griego, pero sí ha de intentar mover algo en tu interior, aunque sea una molécula pequeña. Todos los esfuerzos que haces durante una carrera valen el momento en que sientes que has tocado el alma del espectador.

-La memoria histórica ha encontrado muchos obstáculos en este país. Basta recordar la inhabilitación de Baltasar Garzón, quien abrió la primera causa penal contra los crímenes del Franquismo.

-Sí. En realidad, basta con preguntarse quiénes son los que realmente mandan en el país. Si te fijas, son los herederos de los vencedores. Muchos políticos son familiares de franquistas. Y cuando piensas en las elecciones de ahora te preguntas: "¿Cómo es que ha podido ganar el PP?" Pienso que uno de los factores es que el miedo heredado aún está. Ha sido tan fuerte que aún está enraizado en el alma de la gente, sobre todo en las personas mayores. El padre de una amiga mía que tiene 70 años dijo: "Si ganan los rojos, va a volver a haber una guerra". Es muy significativo.

-¿Echa en falta más apoyo al teatro?

-Sí. Conocí a un compañero del País Vasco que me contó que ellos tienen becas de creación para escribir una obra de teatro. Allí tienen ayudas para compañías que empiezan, para las que están establecidas y para los autores que escriben. Aquí lo que uno ha de hacer es aprovechar el periodo del paro para escribir y generar trabajo.

-¿Qué tipo de actriz le gustaría llegar a ser?

-Como Clara Segura. Me gustaría llegar a ser una actriz que pudiera hacer un monólogo de una hora y que la gente estuviera conmigo cada minuto. Una actriz que pudiera contar historias en las que cree y que piensa que son necesarias.

-¿Qué le inoculó Leona di Marco?

-Tanto por Leona como por Joan Carles Bellviure estudié teatro. Me acuerdo que hacía clases con ellos y pensaba: si esto es ser actriz, yo quiero estudiar eso. Leona era como una leona. La pasión que transmitía... Por aquellos años tuve mi primer sueldo como actriz, que no sé si fueron cinco mil pesetas.

-Un mensaje para el nuevo equipo del Teatre Principal.

-Están empezando bien. Espero que sigan así y que confíen en la profesión de aquí porque tiene un nivel muy alto. Yo haría más producciones, no coproducciones. Porque las coproducciones significan que tú has de tener un dinero previo para acabar el espectáculo. Y no es tan fácil. Compañías que tengan S.L. para poder facturar hay muy pocas. Por otra parte, las temporadas en el Principal deberían durar más, un mes o dos en cartelera. Es preciso dejar crecer al actor con el personaje. En proyección exterior, el IEB ahora sí que se ha puesto las pilas. Es necesario salir. También estaría muy bien que en el teatro se hicieran charlas con el público para que les explicaran los procesos de creación de las obras. Con ello se conseguiría implicación y quizás fidelización.

-Emilio Lledó: "Este país sería mejor si se hubiera mantenido la República".

-Estoy totalmente de acuerdo. Seríamos uno de los países más avanzados de Europa. La educación era muy buena, la sensibilización, el papel de la mujer, etc.

-También ha participado en algunas películas. ¿Se atrevería a liderar un proyecto cinematográfico?

-Julie Delpy decía el otro día que un hombre tarda cinco o seis años en hacer una película, una mujer ocho o nueve. Hacer una película es complicado, a no ser que seas un Bayona. Por cierto, trabajé con Bayona en dos publicidades. En Barcelona era el rey de la publicidad. Tiene mucho talento.

-¿Qué significa para usted ser artista?

-Poder contar historias que lleguen a la gente. Y tocar el alma.

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