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La entrevista

Miquel Àngel Vidal: "Palma es la ciudad que amo y que sufro cada día"

"El poeta puede escribir para él, un narrador cuenta historias para otros"

Miquel Àngel Vidal: "Palma es la ciudad que amo y que sufro cada día"

-¿Cuál fue la génesis de La ciutat de les ànimes?

-En 1998 releí Manhattan Transfer de John Dos Passos y surgió la idea de hacer una novela de Palma, como él con Nueva York. Fue cuando escribí Les ones, título woolfiano, también estaba releyendo a Virginia Woolf; un cuento largo, en el que aparecían 60 personajes, enlazando un personaje con otro. Y en aquel momento vi que daba para algo más. En 2003, 2004, iba tomando notas, paseando por Palma o desplazándome a algún sitio concreto. En 2009, los 60 personajes se habían convertido en más. Aquel verano empiezo a redactar el primer capítulo, y así hasta 2015.

-Al final han sido unos 300 personajes. ¿Ha trabajado con un panel a la vista, como los investigadores de la policía?

-Tenía fichas. Y sobre todo he tenido en cuenta la relación entre ellos. He pretendido que pocos quedasen desconectados del resto. Por lazos familiares, afectivos, de trabajo? En cada ficha incluía rasgos físicos, morales, los elementos biográficos y la relación con otros personajes. La novela calculo que la he leído 50 veces: me daba cuenta de que me había equivocado en un vínculo, en un elemento biográfico, y tenía que estar corrigiendo constantemente.

-¿Alguno de esos personajes es su favorito?

-Lo que he buscado ha sido personajes funcionales, que me han servido para desempeñar una crítica social. El inspector Ambrós es el que más aparece, y no es que me resulte más simpático, sino que de todas las líneas argumentales probablemente la que tiene más continuidad es un asesinato.

-¿Qué porcentaje hay de realidad, por la observación, y de ficción pura?

-Aparecen lugares reales y otros inventados. La casa de la calle Francisco Sancho es real, y en cambio la de Emperatriz Eugenia corresponde a un número que no existe. Igual que los personajes. No me interesaba que todo fuera real, sino combinar elementos reales con otros literarios. El principio de la novela indica que lleva seis días lloviendo y probablemente eso no ha pasado en Palma desde hace 40 años. Y sobre todo, con los personajes. Están literaturalizados de manera que la gente no pueda identificarlos con personas reales.

-La ciutat de les ànimes arranca con el asesinato. Una manera de coger al lector por el cuello desde el principio.

-Es importante que las primeras páginas impulsen al lector. Lo que no quiere decir que haya que hacer concesiones. De hecho, el principio no es fácil: la descripción es densa. Pero sí, es un elemento que a un lector puede interesarle. El poeta puede escribir para él, un narrador cuenta historias para otros. Ha de haber un equilibrio entre el interés del lector y la enjundia literaria.

-¿Cuánto se parece a usted Pere Barceló, el escritor que interviene en la novela?

-Biográficamente, no nos parecemos en nada. Él es funcionario de juzgado.

-Como Llorenç Moyà?

-Sí, como Moyà. Lo que sí le he dado han sido mis ideas literarias.

-Si hay que juzgar por lo que narra la novela, ¿el mundo literario de Palma es la selva?

-Los escritores somos un poco ególatras, yo mismo también. Nos gusta que nos hagan caso y eso a veces genera que algunos, por celos o por malentendidos estúpidos, se tengan inquina o se peleen. Vivimos en una sociedad pequeña y endogámica. La proximidad es casi física.

-Ser Premi Ciutat de Palma y el más vendido en Sant Jordi y en la Fira del Llibre pueden ser razones para despertar esos celos.

-Yo siento envidia sana de muchos colegas, de lo que escriben. Envidio de manera sana por ejemplo a Carme Riera, a Jaume Cabré. O a Baltasar Porcel cuando lo leo. Querría que la gente me juzgara por lo que escribo.

-La Palma de su novela es bastante oscura. Se diría que la parte tenebrosa prevalece sobre la luminosa.

-No concibo que en literatura no haya crítica y denuncia. No es que crea en la literatura comprometida, pero sí en que ha de tener una función de observar y, como mínimo, denunciar el escritor lo que no le gusta. Eso hace que la novela tenga un tono pesimista, no yo. Cuando me pongo a escribir, los demonios interiores se confabulan para elaborar un retrato más oscuro.

-Palma: la mejor ciudad para vivir. Su novela es el negativo de esta afirmación.

-En la novela hay un gran amor por Palma. Yo amo esta ciudad. Lo que pasa es que los personajes son más bien negativos. Para no caer en los tópicos está ese cierto pesimismo, el otoño, ese tiempo más tenebroso que la claridad del verano? Me iba bien para mostrar una ciudad un poco atípica, que va en contra de los cánones establecidos.

-Corrupción, maltrato, pederastia, bullying, violación? no se ha dejado usted nada.

-Es una novela densa y con muchas situaciones. También hay historias de amor, momentos de amistad? Los elementos negativos están, pero hay otros positivos.

-Aparecen prácticamente todos los barrios de Palma.

-Toda la novela he tenido delante un plano grande de Palma. Esa telaraña a la que me refiero [p. 288]. Y cuando veía que tal barrio o zona no aparecía, he procurado situar alguna acción allí. Me interesaba la idea de dar un fresco de toda Palma. Tanto los lugares emblemáticos como la periferia degradada.

-"La ciutat era petita, pulcra, amb edificis antics i avingudes de plàtans, Res en queda d'aquella època de llum i encís" [p, 232]. Suena a nostalgia.

-Yo he vivido la transformación de Palma, y de Mallorca, porque la novela habla también de Mallorca, y en esos cincuenta años no sé si somos conscientes, pero es brutal. A lo mejor es una idealización, pero la Palma de cuando era niño se parecía más a la de Rusiñol, de hace un siglo, que a la de ahora. Hay una cierta melancolía y nostalgia por ese tiempo perdido y por una ciudad que a mí, como niño, me parecía más habitable y más hospitalaria. Yo vine con seis años, de Binissalem.

-Su novela se titula La ciutat de les ànimes. ¿Cuál es el alma de Palma?

-Palma es la ciudad que amo y que sufro cada día. A pesar de los claroscuros, esta novela es un acto de amor a mi ciudad. Es un homenaje y un intento de hacer una novela de la Palma de hoy en día, como José Carlos Llop y Carme Riera lo han hecho de otras épocas. Literariamente, Palma es un tema muy potente. No da para una novela, sino para varias.

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