El Concert al Torrent de Pareis, uno de los acontecimientos culturales del verano mallorquín, volvió a sorprender ayer, en su 53 edición. Si el año pasado triunfaron los ritmos swing, el jazz manouche o la bossa, en esta ocasión los aplausos fueron para dos formaciones musicales integradas por voces femeninas, con unas originales propuestas que calaron hondo entre los cientos de espectadores que siguieron sus actuaciones.

Hasta sa Calobra se desplazaron turistas y vecinos de pueblos cercanos. La mayoría lo hizo en coche, aunque también los hubo que eligieron los autocares puestos a disposición por la organización, una embarcación o incluso la bicicleta. El plan, para casi todos, fue el mismo: aprovechar toda la jornada dominical para darse un baño de tranquilidad en la que es la manifestación geológica más espectacular de Mallorca, la desembocadura del Torrent de Pareis.

Tras un chapuzón y la comida, bien entre las rocas o en uno de los restaurantes de sa Calobra, el público fue tomando asiento. Unos pocos se trajeron la silla de casa y el resto se dedicó a buscar una sombra bajo un peñasco o tumbarse frente al escenario, aprovechando la sombra que deja el lugar pasado el mediodía.

Antes de que la música inundara el lugar, la organización (la Fundació Caixa de Balears y BMS-Sa Nostra) agradeció al Consell las medidas de seguridad, se pidió que se respetara el entorno y se advirtió de que, "quien viene al Concert al Torrent de Pareis una vez, repite".

La historia del Concert al Torrent de Pareis se remonta a 1963, cuando el pintor catalán residente en Valldemossa Josep Coll Bardolet (1912-2007), en compañía de un grupo de amigos, decidió poner en marcha una iniciativa que en pocos años logró una gran proyección, un concierto de música coral en el corazón de la Serra de Tramuntana.

Ayer las protagonistas fueron mujeres, con un repertorio que sorprendió y gustó. Las componentes de Aura Veus (Maria Cavaller, Llúcia Gomila, Mary Lynn Gaydosh y Desirée Durán) optaron por el acento gospel, el soul y el rhythm and blues en sus ejercicios vocales, marcados por las influencias mediterráneas. Acertaron, y aliadas con la acústica de un paraje declarado Patrimonio de la Humanidad por la Unesco en el año 2011, recibieron los elogios del auditorio.

Entreveus también cumplieron las expectativas. El trío de Santanyí, en activo desde 2005, conectó con el público con sus composiciones propias a partir de poemas de autores mallorquines, sus adaptaciones de temas tradicionales de raíz mediterránea y algunas versiones de clásicos del pop o el jazz. Sus tres integrantes, Francesca Suau, Antònia Suau y Silke Hamann, dieron otro paso adelante en su carrera, colocando su nombre junto a los de formaciones históricas como la Capella Mallorquina, la Camerata Sa Nostra o la Escolania de Lluc, agrupaciones que durante años se erigieron en protagonistas de estos conciertos.