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Entrevista

Gonzalo Boye: "España es un país necesitado de un diván psiquiátrico"

"Estamos indefensos ante el Estado porque nos gobiernan liberales de boquilla"

Gonzalo Boye, ayer, en el Museu de Mallorca.

-¿Trabaja contra la impunidad legal porque la padeció en propias carnes?

-En primer lugar, la impunidad como compañera de trabajo es tremendamente mala. Y en segundo, la impunidad lo que permite es que se deje a mucha gente tirada y sin justicia. Esto es algo con lo que me eduqué, lo que pasa es que antes no tenía las herramientas que tengo ahora para perseguir ese tipo de situaciones.

-Ha trabajado en diferentes casos: 11-M, Snowden, Bárcenas, 4F... ¿Hay que estar hecho de otra pasta para defender las causas contra el poder?

-Pienso que no. No soy el único que lo hago. En mi despacho somos varios y hay mucha gente dedicada a esto. Lo que pasa es que si uno se mete con gente poderosa lo que tiene que esperar es que haya respuestas fuertes. Y, evidentemente, la primera que hay es la de espiarte.

-¿A usted le espían?

-Yo creo que a todos, pero los cables de Wikileaks [donde su nombre aparecía] dejan claro eso. Y esos cables son anteriores a nuestra querella por Guantánamo. EE UU, con la colaboración de varios países, incluido España, ha estado espiando a todos los ciudadanos y se han centrado en algunos específicamente. Es algo que no debería pasar y nosotros estamos luchando por que no suceda, pero estamos expuestos a esa vigilancia. Pese a ello, no vamos a quedarnos de brazos cruzados. Alguien tiene que hacer este trabajo.

-¿En qué están ahora mismo?

-Estamos preparando el tema del juicio de los papeles de Bárcenas y trabajando en algunos temas relacionados con la ocupación israelí en Palestina y el expolio que hacen a través de esa ocupación de los recursos naturales y del medio ambiente. Asimismo, trabajamos también en casos explotación de mano de obra en el tercer mundo por parte de empresas europeas.

-¿Españolas también?

-Prefiero no decirlo.

-¿Cree en la justicia?

-Sí. Pienso que no siempre ganan los malos. La semana pasada condenaron en Alemania a un señor de 96 años que fue un guarda de un campo de concentración nazi. Es decir, la justicia tarda pero llega. Y a todos algún día les llegará. Los nazis cuando cometieron sus atrocidades nunca pensaron verse enfrentados en Nuremberg. Eichmann, cuando estaba en Buenos Aires, jamás pensó que iba a ser enjuiciado en Israel por los crímenes cometidos en Alemania. Y eso sólo sucede si hay gente dispuesta a perseguir esos grandes crímenes.

-Eso es muy valiente.

-No sé si es valentía o inconsciencia. Pero lo que sí hay que tener son las ideas claras. Si te vas a meter en una cosa así, tienes que saber cuáles son las consecuencias.

-¿Tiene familia?

-Sí, mujer y tres hijas. Mi mujer es socia de mi despacho y trabajamos en lo mismo. Lo que pasa es que como ésta es una sociedad machista me dan más protagonismo a mí que a ella, cuando ella tiene el 50% de responsabilidad de lo que hacemos en el despacho. Y no es que la quiera poner en el disparadero. Ella sabe más Derecho que yo y siempre la gente me pone a mí por delante de ella. Yo sólo tengo hijas mujeres y me molesta mucho que el día de mañana las vayan a discriminar sólo por ser mujer. Espero que cuando accedan al terreno laboral las cosas hayan cambiado.

-Es difícil cambiar las cosas: las últimas elecciones son un ejemplo.

-Sí. Somos un país necesitado de un diván psiquiátrico. Como sociedad, necesitamos hacérnoslo mirar. Hay síntomas patológicos.

-¿Qué es lo que más le preocupa de estos resultados?

-Pues que, sorprendentemente, en un momento en que nos jugábamos tanto, tanta gente se haya puesto de perfil y no hay votado. Y podían haber votado a cualquiera porque el voto es libre y ésa es la grandeza de la democracia. Pero no votaron. Me parece una falta de civismo tremenda.

-¿La izquierda no debería hacer autocrítica también y dejar de descalificar a los votantes?

-La izquierda en este país está representada por Alberto Garzón. Podemos es otra cosa: peronismo. Y el peronismo tiene sus propias vías de expresión. Como fenómeno es muy interesante, pero para mí no es una expresión de izquierdas. Y después está el PSOE, que cada vez está más escorado hacia el centro-derecha. Creo que todos tienen que meditar sobre lo que ha sucedido. Yo entré en jornada de reflexión el lunes.

-¿Mongolia llega a otros lugares donde su trabajo no puede?

-Quienes tuvieron la idea de la publicación me llamaron y me gustó el proyecto. Mongolia nos permite explorar otros lenguajes, conocer a otro tipo de gente y también ver dónde están los límites del humor y de

la libertad de expresión. Mongolia me da grandes satisfacciones.

-Han tenido algunos problemas con esos límites de la libertad de expresión.

-Sí. Los problemas los hemos tenido sobre todo con colectivos ultracatólicos.

-¿Son especialmente sensibles?

-Son especialmente idiotas. Gente que te insulta y que se dedica a venerar una estatua de madera. Esto en un país protestante no sucedería.

-Después de ver Ciutat morta, mucha gente aseguró sentirse indefensa ante las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado. ¿Está justificado ese sentimiento de desamparo?

-Yo creo que estamos indefensos ante el Estado porque nos gobiernan liberales de boquilla. No lo limitaría a las fuerzas y cuerpos. Si miramos el último año en la historia de España, si hay alguien que está luchando coherente y claramente contra la corrupción es la Guardia Civil. Si no fuera por ellos, hoy en día habría una serie de casos que no se sabrían. Sin embargo, es cierto que hay una serie de causas que terminan cerrándose sin una explicación clara.

-¿Cómo está viendo el caso Nóos?

-Con los antecedentes que tengo del caso, creo que cualquier otro ya estaría condenado y en prisión provisional. A estas alturas, Casa Real ya debe tener claro que hay escenarios peores y mucho peores a que metan a Urdangarin en la cárcel. Pero ningún escenario es bueno a estas alturas. Eso también lo saben.

-En el caso de los refugiados, ¿se están vulnerando los derechos en los controles de las fronteras?

-El acuerdo entre la UE y Turquía es un acuerdo no sólo ilegal sino que es criminal. Y creo que quienes lo han firmado están cometiendo crímenes de lesa humanidad. Y así lo hemos expuesto en una querella que hemos presentado. El traslado forzoso de personas especialmente protegidas es un crimen de lesa humanidad y lo son las devoluciones de esos refugiados de Grecia a Turquía.

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