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Arte

Eulàlia Valldosera transforma la galería Maior en un mar de plástico

La Premio Nacional de Artes Plásticas inaugura hoy un proyecto de fotografía e instalación donde reflexiona sobre la toxicidad de las aguas marinas, "un tema que se nos oculta o preferimos ignorar"

Eulàlia Valldosera, ayer, en la galería Maior.

­El mar, su contaminación, el plástico, refugiados ahogándose en el Mediterráneo, y en contraposición la belleza aterradora de las olas que ocultan una de las terribles realidades de hoy: el vertido indiscriminado de tóxicos en el océano. Eulàlia Valldosera (Vilafranca del Penedés, 1963) trabaja estos conceptos en el proyecto expositivo que presenta esta noche en la galería Maior, en el marco del ArtPalma Summer.

Sus últimas obras se centran en esos envases plásticos contaminantes y en los residuos, "dos realidades con las que convivimos y de las que no somos demasiado conscientes". La primera parte de la exposición la conforman fotografías. Los formatos más grandes ilustran una gran tela de plástico en movimiento ondulante inspirada en aquellas madonnas o vírgenes a las que los marineros pedían protección ante el riesgo de no volver a tocar tierra. Valldosera combina estas instantáneas con otras de pequeño formato que ilustran la polución, el drama de los refugiados, la invasión de envases plásticos o la presencia de animales muertos flotando en el agua. La apariencia de estas imágenes es en color. "Buscaba aquí el lenguaje de los medios de comunicación", confiesa.

En esta disposición de las piezas, la artista ha ido tejiendo dos discursos, dos realidades paralelas. "La idea es también romper con la dinámica más convencional expositiva y que el espectador se acerque y se aleje de las obras durante su contemplación", señala.

La segunda parte del proyecto ocupa el fondo de la galería, donde el visitante se encontrará con una instalación donde las olas marinas se reflejan en varios cubos repletos de un líquido oscuro. Un canto de agonía a los líquidos venenosos que emponzoñan el mar, una realidad que muchas veces se nos oculta o preferimos ignorar. Valldosera comenta que ya mostró otra instalación de la misma serie el pasado febrero en El Corte Inglés, en el marco de un programa que se realiza conjuntamente con ArcoMadrid.

A juicio de la artista, el tema de la toxicidad marina debería ser una cuestión que preocupara sobremanera a la isla de Mallorca. "Había un proyecto del GOB que apuntaba que aquí se producían y se quemaban muchas de las botellas de agua que se consumían", indica. "Y yo creo que es una producción que no se debería hacer por su elevada toxicidad; es más, en algunos lugares de EE UU ya se han prohibido", sostiene.

Valldosera lamenta profundamente que ante la gran cultura marina del archipiélago y todo el negocio que generan los visitantes o turistas, "al final quien lo paga es el medio ambiente". "Porque los que hacen negocio con todo esto no respetan el ciclo vital", añade.

También reconoce que el enfoque en sus proyectos siempre ha sido más cotidiano, "quizá éste sea más global que los anteriores", considera.

Valldosera insiste en una idea que atraviesa toda su carrera, reconocida con el Premio Nacional de Artes Plásticas en 2001: "Toda creación artística e intelectual tiene también una dimensión educativa y política que se suma a la estética". Ella lo demuestra en cada uno de sus proyectos, con un nivel de compromiso ético y estético muy elevado.

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