Incoherencias varias. Vaya por delante que el 80-90 por ciento de proyectos de arte contemporáneo de esta ciudad nacen de la mano de los galeristas. No seré yo quien siguiendo un discurso políticamente correcto y de manual de izquierdas me ponga a criminalizarles porque hagan negocio con el arte si al final lo que consiguen con la monetización es que el artista pueda producir una segunda o tercera exposición y por supuesto obtener unos honorarios y porcentajes justos por su trabajo. Otra cosa son las malas prácticas o la mala fe de algunos marchantes, que no han de dejar de denunciarse. Canalladas y explotaciones que ocurren con similar frecuencia e intensidad en otras profesiones. También se les podría afear que apuesten únicamente por programaciones y obras comerciales, pero es que tampoco es el caso. Dado que ni museos ni centros de arte públicos están atendiendo en la isla a trabajos más experimentales o poco mercantilistas, son ya unos cuantos los galeristas que a través de proyectos paralelos a sus exposiciones están atendiendo a este tipo de propuestas antiespeculativas que jamás tendrán una clara salida comercial. En este sentido, hay que citar también espacios alternativos de Palma -hasta un trastero- con programaciones arriesgadas muy pegadas a la actualidad. O recordar que una vez más vuelven a ser los galeristas o los espacios alternativos privados los que organizan numerosos foros de debate sobre el arte contemporáneo o los que incluso impulsan el teaser o año cero de una futura feria. Si tuvieran proyecto educativo/social y pudieran hacer un fondo común para subvencionar proyectos de artistas que no tienen sala propia, las galerías asumirían casi al cien por cien las funciones de las instituciones artísticas públicas. Y si eso es casi casi así, es porque muchas cosas no están funcionando como deberían.
Dicho esto, toca la parte negativa. Es preciso comentar que el ArtPalma Summer, una suerte de Nit de l´Art veraniega que busca aprovechar el trasiego turístico del estío (el pasado julio fue muy bueno en cuanto a visitantes para los espacios privados), se estrena el próximo jueves. Desde mi punto de vista y por lo que ahora anunciaré, este nuevo evento no nace con la implicación en cuerpo y alma de todos los galeristas. Tal y como ha podido saber este diario, al menos cuatro galerías de la decena que hay no inaugurarán proyecto y concurrirán con la exposición vigente, un dato que no hace más que restarle discurso, argumentos y contenido a un evento que, recordemos, ha venido a sustituir a otro que estaba bien conceptualizado, el PalmaPhoto. A veces da la sensación que entre los galeristas hay dos ritmos. El martes escucharemos los motivos que sustentan la programación prevista para el ArtPalma Summer. Esperemos que no vuelva a suceder lo mismo que hace dos ó tres ediciones del ArtBrunch, donde abundaron los fondos de armario y escasearon las inauguraciones de proyectos específicos.
