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Música

Tambores cercanos

Escuela de timbales. Una de las ventajas de tener orquesta sinfónica profesional, una de las muchas, está la de crear afición hacia el estudio de los instrumentos musicales. Es constatable el aumento de alumnos que llenan las escuelas de música de las islas desde que disponemos de una orquestra.

Uno de los campos en los que el alumnado ha aumentado de forma exponencial es el de la percusión. En algunos foros internacionales he podido leer la expresión "escuela mallorquina de percusión". Y no es ajeno a este interés el trío de percusionistas estables que desde sus inicios tenemos en nuestra formación, Armando Lorente, Susana Pacheco y Juan Carlos Murgui han fomentado la práctica de sus instrumentos y han conseguido crear esa escuela mallorquina de la que se habla fuera.

Pues bien, Armando Lorente junto a su amigo del alma y de propuestas Juanjo Guillem, ofrecieron el pasado jueves una lección de buen hacer como solistas del último concierto de la presente temporada sinfónica. Toda la primera parte giró en torno a la enorme y variada oferta de los instrumentos de la familia de los tambores. Sobre el escenario y en primera fila, djembé, batería, xilófono, marimba, instrumentos étnicos? y, en segunda, como parte de la orquesta, timbales, gong, bombo, platillos?

Dos obras muy diferentes en estructura e interés fueron interpretadas con rigor, eficiencia y musicalidad. Solistas y orquesta sedujeron al respetable. Más en la segunda obra, el Afro Concerto del japonés Maki Ishii, que en la primera, Manhatan Broadcasts de Heinz Karl Gruber. El Concerto es una obra densa e intensa, que abre caminos nuevos y explora sensaciones y sonidos. La primera, en cambio, poco aporta a los referentes creados por Leonard Bernstein o incluso por algunas bandas sonoras como la de Bond, James Bond (fueron palabras del amigo y maestro J. A. Mendiola). Aun así, el dúo protagonista sacó todo lo bueno que la partitura contiene.

Como guiño al Mahler que nos esperaba, los percusionistas incluyeron breves referencias a su Primera sinfonía en la propina.

.-Camino hacia el éxtasis. Mahler ha sonado mucho y bien en esa temporada de alto nivel que nos ha ofrecido la Simfònica. Para cerrarla, la Sinfonía Titán del compositor bohemio-vienès.

Joji Hattori empezó dirigiendo la obra como si de una partitura de cámara se tratara, controlando el sonido, atenuando los tutti para resaltar las partes. Pero poco a poco, ese temple, que parecía extraño, resultó efectista, ya que llevó a saborear más los clímax sonoros de esa sinfonía/poema que tantos momentos estelares tiene. De hecho algunos de ellos fueron reciclados por el compositor en obras posteriores. Una versión, la del jueves, curiosa pero coherente. Nuestros músicos pertenecen ya, sin duda, al club de los mahlerianos.

En resumen, un muy buen final de temporada, que profetiza un ciclo de verano prometedor. Nos mantendremos a la espera.

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Juanjo Guillem, Armando Lorente, percusiones. Joji Hattori, director. Obras de H. K. Gruber, Maki Ishii y Mahler.

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