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Camila Cela: "No veo sentido a que yo acepte el marquesado de Iria Flavia"

Camila Cela (Palma, 1989) nació un mes antes de que su abuelo Camilo José Cela, a quien no conoció, recibiera el Nobel. Historiadora del arte, es la...

Camila Cela, licenciada en Historia del Arte, única nieta del Nobel.

-Para que se haga cargo del tipo de entrevista: "¿Preferiría un apellido más discreto?"

-Sí. Llamarse Cela tiene inconvenientes y ventajas, que son los mismos. Te abre puertas, pero te da una historia que no controlas porque la construyó otra persona. Me ha obligado a trabajar el doble, para demostrar que consigo un objetivo por mis méritos.

-¿Ha leído toda la obra de Cela?

-No quiero leerla toda, me rebelé porque me asustaba la sobresaturación. He disfrutado del Pascual Duarte, La Colmena o La Alcarria, pero empecé Cristo versus Arizona y no pude continuarla, aunque entiendo su valor como literatura experimental.

-¿Por qué no conoció a su abuelo el del Nobel?

-Eso se lo tendrías que preguntar a él. Hubiera preferido conocer al Cela joven, daría un brazo por haber compartido sus tiempos con Barral, Miró o Picasso.

-Se negó usted a asistir al funeral de Cela.

-Cuando tenía trece años, me dicen que mi abuelo ha fallecido y que si quería ir al entierro. Era verlo muerto, yo nunca había visto a una persona muerta y no quería que mi recuerdo fuera el de un cadáver.

-¿Qué aprendió de Charo Conde?

-Todo, un saber estar que no he vuelto a ver en nadie. Anteponía la comodidad de los demás a sus propios sentimientos. Fue abuela y abuelo a la vez, siempre me hablaba en positivo de Cela.

-¿Hubiera reaccionado usted como Charo Conde a la marcha de Cela?

-Me siento incapaz de ser tan elegante. Soy más vehemente que mi abuela, pero tampoco ella era la persona tímida que mucha gente me describe.

-Su abuela se quedó sin Nobel.

-El feo del Nobel no es personal, mi abuela sufrió un menosprecio profesional como editora y correctora de la obra del premiado. Estoy convencida de que Cela no hubiera escrito igual sin ella.

-Algún día será usted marquesa de Iria Flavia.

-Mi padre tenía la obligación moral de reclamar el título, pero es algo tan medieval que no sería coherente con mis ideas. Ahora mismo tengo claro que no veo sentido a aceptar el marquesado de Iria Flavia, conseguido por los méritos de mi abuelo en un lugar que solo he visitado en una ocasión.

-Sin embargo, ha decidido consagrarse a la memoria de su abuelo.

-Me dedico entre otras cosas a la memoria de mi abuelo, porque me siento responsable de recuperar aspectos desconocidos. Se ha conseguido una repercusión mediática muy grande del centenario. Yo no estoy especializada en literatura sino en gestión cultural, pero el trabajo de Cela como gestor fue muy potente.

-Se expresa usted con la seguridad de su abuelo.

-Lo dirás tú, a mí no me da esa impresión. Dudo mucho. Todo el mundo veía a mi abuelo como muy seguro, pero creo por el contrario que los ogros esconden una gran inseguridad que no tiene sentido camuflar.

-Cela prefería un nieto, pero usted le dio suerte.

-Las mujeres damos suerte y Cela ganó el Nobel ese año. El millón de dólares de mi abuelo para un nieto varón encaja con su personaje. Mi madre quería una niña y pesó más el deseo de la gestante.

-Los Cela no son mucho de besarse.

-No me identifico con esa leyenda, soy muy tocona. Charo Conde también besaba y abrazaba, igual que mi madre.

-¿Se atrevería a escribir?

-No me lo he planteado nunca pero, si escribiera, lo haría con seudónimo. No tengo la piel tan dura para resistir el berenjenal de críticas literarias a "la nieta del Nobel", porque me leerían así. Escribo para mí.

-No he pedido permiso a su padre para entrevistarla.

-¿Estamos en la Edad Media? Yo decido si me reúno o concedo entrevistas. Por mucho que mi padre insistiera, no lo haría.

-¿Todo buen hijo debe rebelarse contra sus padres?

-Por supuesto, es ley de vida. Con el centenario veo las dificultades de trabajar con tus padres, porque eres su niña y cuesta hacerse valer profesionalmente por ambas partes. Hay que ponerse en clave de adultos.

-¿Su hijo de usted se llamará Camilo?

-No, tendré que ser yo quien rompa la saga. Quiero dar a mis hijos la oportunidad de ser ellos mismos, lo cual empieza por tener un nombre propio, no heredado. El anonimato es muy valioso porque puedes escribir tu propia historia, yo no he tenido la posibilidad de pintar sobre un lienzo en blanco. Es agotador desmentir y confirmar cosas de un antepasado.

-No he encontrado su facebook.

-La nieta de Cela no puede encontrarse en las redes sociales. Si eres pública, aumenta la posibilidad de que te hagan daño, la gente que se expone no es consciente hasta que no hay marcha atrás.

-¿En junio votará lo mismo que en diciembre?

-Sí, pero ahora se presentan de otra manera.

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