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Entrevista

Miguel Zugaza Miranda: "En una tarde solo puedes conocer dos o tres cuadros del Prado"

"La exposición rememora el interés que tuvo Felipe II por El Bosco; por ello se conservan aquí sus obras" - "Ya no hay problemas con Patrimonio Nacional, al contrario, hay deseos de colaborar intensamente"

El director del Museo del Prado, Miguel Zugaza. luis medina

La genialidad de los artistas, y no el capricho de los historiadores, ordena el Museo Nacional del Prado, dirigido desde hace 14 años por Miguel Zugaza (Durango, 1964), que prepara a toda máquina la celebración del V centenario de la muerte de El Bosco con una magna exposición que se abrirá al público el próximo día 27 para rendir homenaje a uno de los artistas más importantes del Renacimiento europeo mientras organiza los actos para celebrar en 2019 el bicentenario de la apertura al público de la pinacoteca nacional con la recuperación del Museo del Ejército para dar por concluido el campus del Prado. Zugaza, que ha incluido al museo en el Círculo Fortuny como marca de lujo cultural, defiende una visita a la institución sosegada porque en una tarde tan solo se pueden admirar bien dos o tres obras de los excelentes maestros del pincel que reinan en el Prado.

-Señor Zugaza. ¿Qué va a significar para el Museo del Prado la exposición monográfica para conmemorar el V centenario de la muerte de El Bosco?

-Era una obligación del Museo organizar una exposición lo más completa sobre uno de los artistas más importantes del Renacimiento europeo. El Prado conserva la colección más completa de este artista y va a ser una oportunidad única para el público de encontrarse con casi el catálogo completo de las pinturas que conocemos de este misterioso y genial artista.

-¿Llegará a despertar gran interés internacional?

-Ya lo está despertando. La primera exposición que se ha celebrado ha sido en Hertogenbosch, su ciudad natal. El Prado, además de la exposición, va a producir una película documental que se estrenará en los cines y que produce y dirige José Luis López Linares.

-¿Cómo es la colección de las once obras de El Bosco que se acaba de inaugurar en el Monasterio de El Escorial?

-Es pequeña pero muy exquisita porque reúne no solo las obras originales de El Bosco y de su taller, sino que ofrece también los tapices basados en los cartones de El Bosco y de Brueghel sobre los cuadros de El Bosco. Esta exposición rememora el interés que tuvo Felipe II por la figura de El Bosco que es la razón por la cual se conservan en España tantas obras de este artista.

-¿En qué consiste el acuerdo entre los museos de El Prado y de El Escorial sobre la obra del pintor flamenco tras el conflicto protagonizado entre ambas instituciones cuando el anterior presidente del Patrimonio Nacional reclamó a El Prado obras de El Bosco, Tintoretto y Van der Weiden?

-El acuerdo es no discutir sobre lo que no permite discusión, sino trabajar colaborando conjuntamente y El Bosco nos ofrece una oportunidad magnífica para colaborar. El hecho de que se inaugure el año de El Bosco en España con la exposición de El Escorial y que continúe luego con la muestra de El Prado con la generosa participación de ambos museos es reflejo de que el entendimiento existe. Ya no hay problemas con Patrimonio Nacional. Al contrario, hay deseos de colaborar intensamente y en ese ambiente se enmarca también el Museo de Colecciones Reales.

-Patrimonio Nacional cederá a El Prado el Cristo con la cruz a a cuestas (1505-1507) de El Bosco y recibirá a cambio dos tablas de las Tentaciones de San Antonio, de pintores cercanos a El Bosco: ¿El intercambio es solo para la exposición o es definitivo?

-Es un intercambio solo para la exposición. Se han restaurado las dos copias que tenemos del Tríptico de las Tentaciones de San Antonio, una está ahora en Lisboa y vendrá a El Prado para la exposición. El Cristo con la cruz a cuestas está ahora en El Escorial.

-¿Qué le sienta mejor, desde los puntos de vista histórico y artístico, a las obras de El Bosco: El Prado o El Escorial?

-El Escorial revive el lugar al que llegaron por primera vez a España esas obras y El Prado muestra a El Bosco en el contexto de la mejor colección de pintura primitiva flamenca que se conserva en el mundo, fruto del coleccionismo de Felipe II. Por ese motivo se creó en 1819 el Museo del Prado, para mostrar las obras del coleccionismo de la monarquía española.

-¿Por qué Felipe II se entusiasmó tanto con El Bosco hasta llegar a ser considerado como el primer coleccionista del pintor?

-No solo le entusiasmaba El Bosco, era un gran admirador de la pintura flamenca en general y es curioso que también disfrutase mucho de la obra de Tiziano, un pintor que no puede ser más antitético a El Bosco. Había un trasfondo de espiritualidad muy fuerte en la vinculación del gusto de Felipe II por El Bosco. Ya dijo Sigüenza en su historia del Monasterio de El Escorial que El jardín de las delicias no es nada herético sino que emana un trasfondo muy espiritual.

-¿Compartían ambos la crítica a los vicios del momento?

-Sí. Hay una lectura moralista de El Bosco muy típica de aquella época. El jardín de las delicias se describe en el libro de entregas de obras del Escorial como una tabla sobre la variedad del mundo. En ese tríptico ocurren todas las variables posibles del comportamiento humano, de la relación humana con la naturaleza en sentido abstracto y en el sentido de la naturaleza humana. Es un cuadro bastante difícil de interpretar y seguramente Felipe II identificaba en él muchas más cosas de las que podemos visualizar nosotros.

-¿Por qué Felipe II era tan devoto de El Bosco y en cambio no le hizo ninguna gracia un pintor tan místico como El Greco?

-No se sabe qué pasó con El Greco y Felipe II. Está claro que el San Mauricio no le gustó demasiado. Curiosamente este no es el cuadro más espiritual de El Greco. Es curioso que teniendo tan cerca el ejemplo maravilloso de Tiziano, Felipe II no ligara tanto con una pintura tan moderna como la de El Greco.

-¿Tiene algo que ver con esa predilección que Felipe el Hermoso, abuelo de Felipe II, ya encargara a El Bosco un Juicio final?

-Sí, pero no hay que olvidar además que Felipe II se formó como príncipe en los Países Bajos y había por lo tanto convivido con ese tipo de arte flamenco. Eso marcó su pasión posterior por el coleccionismo y estuvo siempre influido por su tía María de Hungría, gracias a la cual llegó a Felipe II El descendimiento de Van der Weyden.

-¿Cómo llegaron estas obras de El Bosco a Madrid?

-Llegaron de diferentes maneras. A veces eran donaciones, a través de aristócratas o cortesanos como Felipe de Guevara que trajo El carro de heno o La mesa de los pecados capitales, por ejemplo. Felipe II compartía el gusto por la pintura flamenca con otros cortesanos de la época. La colección que forma hoy El Prado está compuesta de cuadros de los diferentes reyes y de las adquisiciones de la Corte, como por ejemplo, Las hilanderas de Velázquez procede de una colección privada que terminó en la Colección Real.

-Señor Zugaza. ¿Qué han pensado para 2019, año del bicentenario del nacimiento del museo?

-Vamos a recuperar el Museo del Ejército que es la última parte que le queda al proyecto de ampliación de El Prado que comenzó con la incorporación del claustro de Los Jerónimos, inaugurado en 2007. Con la incorporación de este edificio quedará formado el campus del Museo de El Prado.

-¿Cómo ha funcionado el pacto parlamentario sobre el museo firmado en 1996?

-No solo ha funcionado bien para El Prado, sino que se han beneficiado de ese modelo de acuerdo otras instituciones como el Reina Sofía o la Biblioteca Nacional. La idea es la de sacar a las grandes instituciones culturales de la batalla partidista y eso se ha conseguido con éxito.

-¿Quizá por eso ha logrado usted sobrevivir a gobiernos del PP y del PSOE?

-Sí. Debo de ser el último director nombrado a dedo. Cuando llegué a El Prado no se había puesto aún de moda esta idea del concurso y de las buenas prácticas. Mi longevidad como director se la debo a esa estabilidad institucional de la que ha gozado el museo gracias al pacto parlamentario y a la profesionalización que se ha vivido en la institución.

-¿Está en crisis el actual modelo de gestión tras la caída de las subvenciones públicas como consecuencia de la situación económica?

-Gracias a la autonomía de la que goza la institución, hemos podido equilibrar de alguna forma la dificultad que significa la pérdida de ingresos públicos.

-¿En qué se ha traducido la pérdida del 50 por ciento de las subvenciones públicas?

-Ha sido una prueba de fuego que hemos soportado gracias al modelo de gestión establecido basado en complementar la financiación pública con ingresos propios del museo. Antes, el 50 por ciento de la financiación venía de la administración y en los años de crisis tuvimos que elevar hasta un 70 por ciento nuestra autofinanciación.

-¿Cómo incrementaron sus ingresos propios?

-Lo primero que hicimos fue abrir los siete días de la semana el museo que antes cerraba los lunes. La fidelidad de los benefactores de El Prado ha sido también fundamental y las aportaciones de los amigos del museo que son más de 29.000 personas gracias a las cuales hemos podido comprar al Duque de Alba La Virgen de la granada de Fra Angelico. También hay que reconocer que subimos el precio de la entrada que cuesta ahora 14 euros la entrada general y siete la reducida. Eso sí, hemos mantenido el criterio de gratuidad que se estableció tras la ampliación de 2007. El museo abre gratuitamente las dos últimas horas y se forman unas colas increíbles.

-¿Considera superado lo peor de la crisis económica en lo que afecta a El Prado?

-Espero que sí y espero que vuelva a surgir el compromiso de la aportación pública para equilibrar los presupuestos de la institución. El Prado ha podido resistir estos años de recortes pero no se puede mantener esto en el tiempo. Los museos son instituciones públicas que merecen una atención prioritaria.

-¿Qué presupuesto maneja el museo?

-Este año son 42 millones de euros.

-¿Tiene ya una valoración de la respuesta que darán a El Prado los líderes emergentes Pablo Iglesias, de Podemos, y Albert Rivera, de Ciudadanos?

-Espero que defiendan esa visión del museo como institución pública al servicio de los ciudadanos pero también al servicio de la investigación y de la conservación. Espero que se incorporen pronto al pacto parlamentario firmado en 1996.

-¿De qué está más satisfecho en cuanto a la labor de conservación y restauración de los fondos del museo?

-La misión más importante que tiene un museo, antes incluso de abrir las puertas al público, es la labor de conservación material e intelectual de su colección. Hay que mantener bien las obras, pero al mismo tiempo hay que conocerlas bien e investigarlas. Durante estos años de crisis no se ha reducido el presupuesto para conservación e investigación. La salud intelectual del museo es lo que garantiza su competitividad.

-¿Tiene El Prado la respuesta de los españoles que por su categoría se merece?

-Cada vez más y mejor. Era una institución muy respetada pero muy poco conocida por los españoles. La ampliación de 2007 sirvió como aldabonazo para que este no fuese solo un museo para turistas, sino que se convirtiera en un espacio para la sociedad española. El programa de exposiciones ha servido para fidelizar al público más local.

-¿Cuánto tiempo se necesita para visitar el Museo de El Prado?

-En una tarde puedes conocer dos o tres cuadros del museo. Miquel Barceló decía que cuando veía a alguien delante de un cuadro más de 10 minutos le apetecía acercarse y abrazarle. Los museos no hay que verlos al galope, hay que disfrutarlos poco a poco porque cada obra de arte en sí misma es un museo. Yo recomiendo una visita sosegada y a pequeños sorbos. Es absurdo que la gente que tiene el privilegio de vivir en Madrid no disfrute de esta institución con calma.

-¿Cómo interpreta aquella frase de Ancelotti, exentrenador del Real Madrid, en la que afirmaba que nunca había pisado el Museo del Prado?

-Es una horterada.

-¿Son acaso incompatibles el fútbol y el arte?

-Son perfectamente compatibles. A mí me gusta el fútbol y el arte. Otro entrenador del Real Madrid, Fabio Capello, era un gran aficionado al arte y un gran coleccionista.

-¿Qué experiencias ha vivido que le hayan impresionado?

-Me ha impresionado mucho ver a la gente rezando delante del Cristo de San Plácido de Velázquez. La gente sigue encontrando en ciertas imágenes respuestas espirituales y religiosas.

-¿Es Las Meninas el cuadro más importante del Prado?

-No es el más importante, pero es muy emblemático porque nos trasmite de forma directa la misión del museo. Velázquez concibió este cuadro dando protagonismo activo al espectador y hasta que no aparece el espectador, el cuadro no se completa.

-El hecho de que el espectador se sienta dentro de ese cuadro, ¿es la gran aportación de Velázquez a la cultura?

-Es que hizo que los visitantes del museo ocupasen el lugar de privilegio que tenían los reyes y que aparecen reflejados en el fondo de la estancia. De Velázquez nos fascina la habilidad técnica de reproducir lo real y nos intriga su pensamiento, que es muy moderno. Velázquez es el primer gran artista conceptual de la historia del arte porque propone al espectador. Pero hay cuadros de la misma calidad como El Jardín de las delicias o La bacanal de los andrios de Tiziano o La familia de Carlos IV de Goya.

-¿Cuándo incorporarán a Picasso al museo, en tanto que vínculo entre lo antiguo y lo actual?

-Llevamos haciéndolo desde hace años y hace poco expusimos los Picassos de Basilea en la galería central. La verdad es que se veía a Picasso con enorme naturalidad porque Picasso es un clásico. Siempre es un placer presentar a Picasso como colofón del Prado.

-Picasso quería que El Guernica estuviera en El Prado...

-Sí, esa era su voluntad pero está claro que no hacemos caso a la voluntad de los artistas. El cuadro estuvo cuando llegó a España en el Casón del Buen Retiro, que era una dependencia de El Prado. Creo que en aquel momento, ni física ni intelectualmente El Prado podía acoger El Gernica y por eso se desprendió de él y no defendió que se quedara aquí. Ahora juega un papel muy importante en la configuración de un nuevo museo, como es el Reina Sofía. Eso no quiere decir que nos olvidemos de que la voluntad del artista era que este cuadro estuviese en El Prado formando parte de esa gran historia del arte. Picasso dirigió El Prado durante los años de la República y durante la Guerra Civil.

-¿Cuál es el secreto, la esencia, del Prado?

-Es una forma de celebrar el arte con una intensidad que muy pocos museos tienen. No es un museo muy extenso ni muestra un repertorio de la historia del arte completo. Es muy intenso y son los artistas los que llevan las riendas de la institución y no los historiadores del arte. Hay museos como la National Gallery de Londres donde las órdenes las dan los historiadores. En El Prado es la presencia tan rotunda de los artistas la que marca su recorrido.

-El Prado y el Museo Nacional Centro de Arte Reina Sofía acaban de firmar, con dos décadas de retraso, la gran operación que ordena los fondos artísticos estatales y aclara las fronteras artísticas entre ambas instituciones. En la foto de la rúbrica aparecen seis hombres. ¿No hay mujeres preparadas para la gestión del arte?

-Es cierto que la presencia femenina es aún discreta en este ámbito, pero debo recordar que yo he sido director del museo con tres grandes ministras de Cultura: Pilar del Castillo, Carmen Calvo y Carmen Alborch y, si se hiciese esa foto, el que se vería en minoría de género entonces sería yo.

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