"Un oasis de pequeñas felicidades verbales en un mundo convulso". En eso se convirtió anoche la Festa de la poesia, el esperado acto central del Festival de la Poesia de la Mediterrània. Una cita "humilde y noble", en palabras de su director Biel Mesquida, que reunió a centenares de personas en el Teatre Principal, dispuestas a escuchar y entregarse a las voces de trece poetas que recitaron sus versos en nueve lenguas diferentes.

El recital, que celebró su mayoría de edad, 18 años, fruto de una continuidad trabajada, "una pequeña tradición", brindó por Ramon Llull, "un muerto muy vivo" que "hoy se avergonzaría" ante el drama "de los refugiados y no refugiados que huyen de la miseria y de la muerte y que tocan a las puertas de una Europa egoísta".

"Pedimos a los gobernantes que hagan de Balears un archipiélago de acogida para poetas perseguidos y amenazados de muerte", expresó Mesquida. Uno de muchos es Irakli Kakabadze, uno de los autores georgianos más leído, que ayer habló, a través de sus versos, del dolor y el sufrimiento que causa el no poder vivir libremente en su país. "El dolor es absolutamente capitalista en algunas situaciones. Nos pasa factura en el instante que lo padecemos", lamenta el de Tbilisi, a quien la persecución le ha llevado a instalarse en la ciudad de Barcelona tras una estancia en Nueva York.

Moyà, "culto" y con "coraje"

Los primeros versos que se escucharon fueron de Llorenç Moyà Gilabert en el centenario de su nacimiento, otro de los "grandes" homenajeados, un poeta "culto", con "coraje" en tiempos del franquismo. Mesquida escogió unas palabras de su obra Polifem (1962) para reivindicar una figura que "nunca renunció a la belleza".

Del catalán se pasó al euskera, y habló Miren Agur Meabe para dar "sentidos nuevos a la vida diaria". Luego llegaría el turno del rumano, con Ruxandra Cesereanu; el gallego, en la voz de Gonzalo Hermo; el georgiano del ya citado Kakabadze; el ruso, escuchado en el grande Viktor Kullé; el italiano de Giorgio Luzzi; el castellano de Enrique Juncosa; el francés, con Diane Régimblad; y el catalán, vía Maria Cabrera, Marçal Font, Pau Sif y Adrià Targa.

Los versos se fundieron con la música, la suya y la que ejecutaron, a modo de cortina sonora, Miquel Àngel Aguiló, Joan Roca (ex Antònia Font) y Agustí Aguiló. Una actuación, la del trío, que logró "un concierto inolvidable, memorable y magnífico", como se anunció.

Entre el público que disfrutó de la velada poética y que ocupó tres cuartas partes del Principal se encontraba el músico Joan Miquel Oliver. El ex de Antònia Font, que la noche anterior actuó y emocionó en la misma sala, siguió la Festa de la Poesia acompañado del filólogo Antoni Artigues. Entre los asistentes también se vio al activista y exdiseñador de Camper Guillem Ferrer; el galerista Juan Antonio Horrach y la artista Susy Gómez; el exdirector del Principal y dramaturgo Pere Noguera; los dos integrantes del grupo musical Jansky, la catalana Laia MaLo y el mallorquín Jaume Reus; la escritora Maria Antònia Vicens; el realizador Cesc Mulet; o el compositor y responsable de la Fundació ACA Antoni Caimari.

Los políticos, la inmensa mayoría de izquierdas, también decidieron darse un baño de poesía, algo que no ocurría desde hacía muchos años. Acudieron la nueva consellera de Cultura del Govern, Ruth Mateu; la presidenta Francina Armengol; el president del Consell, Miquel Ensenyat; el consell insular de Cultura Francesc Miralles; y el director del Institut d´Estudis Baleàrics Josep Ramon Cerdà.

Tras recitales poéticos, excursiones por Formentor y otras huellas literarias, y encuentros con estudiantes, el Festival aún vivirá un último episodio. Será el día 30, de nuevo en el Principal, en su Sala Petita. Allí se representará L´incendi de les papallones, con Agnès Llobet en acción.