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Crítica de teatro

Tan frescos

Sí, puede que éste sea el concepto que más se asome a los labios de los espectadores, a la salida de las funciones (¡tan sólo dos!) de Doménica en la acogedora Sala Petita del Principal (hasta la bandera, por cierto, este domingo pasado). Frescura. Creada y dirigida por Vicka Duran e interpretada por Neus Cortès, ambas procedentes de la Escola Superior d´Art Dramàtic de les Illes Balears, nos acerca esa autenticidad, ese descaro, esa audacia, que uno agradece a estas alturas del repertorio.

Doménica procede del Máster de Creación Teatral de la Universidad Carlos III, y se representaba hace unos meses en el Teatro Lara de Madrid. Constituye, en parte, un ejercicio dramático, parcialmente inspirado en El Greco (de ahí el título: el nombre de pila del artista, en femenino). Como hacía Tadeusz Kantor, la autora y directora permanece en escena, susurrando sus instrucciones a los intérpretes (y a algunos espectadores): puede entenderla, el espectador, como una especie de demiurgo que tira de los hilos de sus personajes. Están ustedes leyendo esto y deben parecerles, muy apropiadamente, pinceladas. Y Doménica es esto: algo de surrealismo, un par de escenas de un naturalismo pasmoso (y bastante divertidas), otra igualmente verídica pero más inquietante, su poco de reflexión, baile, música. Y, muy particularmente, ese soplo de aire fresco que a uno le despeina.

Propuesta ciertamente interesante, con tres intérpretes sensacionales: Neus Cortès, Joan Carles Sola y Eli Zapata, con unas cotas de desparpajo infrecuentes. Experiencia cómplice y subyugadora, extraña pero seductora, que el público agradecía el domingo con ovaciones reiteradas.

Doménica

Teatre Principal (Palma)

***

Autora y directora: Vicka Duran. Intérpretes: Neus Cortès, Juan Carlos Sola y Eli Zapata. Músicos: Cristina Trenchs y Hector Seoane. Dirección técnica: Borja Peralta.

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