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Entrevista

Macaco: "Está bien ser un poquito loco y arriesgarse"

Daniel Carbonell es Macaco, proyecto que triunfa en medio mundo y que apuesta por la ecología, el diálogo y la actidud positiva. "Soy un cronista...

Daniel Carbonell, Macaco, es un enamorado de Balears, comunidad en la que suele descansar.

­­-¿En qué parte del camino se encuentra actualmente Macaco?

-En la segunda parte de la gira Historias Tattooadas que ahora hemos bautizado con el nombre Soy semilla, por una canción que compuse para este disco y que será el próximo sencillo, y que he regrabado junto a una gran cantante mexicana, Lila Downs. Estamos haciendo un vídeo con Greenpeace, una serie de acciones relacionadas con temas medioambientales y el problema de los transgénicos, asuntos que siempre me han tocado.

-El de Son Amar será el segundo concierto de su gira nacional. ¿Para qué deben prepararse sus seguidores?

-Repasaré canciones de todo mi repertorio, esos temas que la gente siempre quiere escuchar, muchas versioneadas, cambiadas; e introduciremos alguna nueva. Será un concierto con mucho dinamismo e interacción entre la gente.

-¿Quién integra la familia Macaco y qué valores defienden?

-Macaco soy yo, para bien o para mal, aunque sí hay un equipo con el que me rodeo desde hace muchos años. Entre mis músicos están el camerunés, criado en París y afincado en Barcelona Jules Bikôkô, bajista y director musical que suma doce años conmigo; el guitarrista sueco Tomas Tirtha, un capo del gipsy swing que ha tocado con todos los grandes y que tiene una gran mentalidad abierta dentro de la canción; Didak Fernández, un gran batería de Barcelona; Oscarcito, que toca teclados, percusiones y también canta; y Miki Ramírez, guitarrista rumbero y excelente improvisador. Los valores e ideas que defendemos son amplios, desde la ecología al diálogo. Se puede dar fiesta con conciencia, y hacer canciones de amor evitando los topicazosm y el barroquismo. Me considero un cronista musical. Hablo de lo que me rodea, de lo que me pasa y de lo que siento manteniendo una amplitud de miras.

-¿Por qué la inmensa mayoría de los gobiernos ignoran la ecología?

-Por una cuestión de intereses económicos. Hasta ahora los políticos han entrado en esa rueda de intereses y acaban gobernados por corporaciones que solo miran hacia ese lado. El cambio climático es más que evidente, una realidad palpable, no una cosa de cuatro hippies. La cosa va más rápido de lo que pensamos y como decían los jefes indios: el papel del dinero no nos lo vamos a poder comer. No es por asustar, pero van a venir golpes. Es lo que pasa cuando la cadena se rompe. Los políticos deberían buscar el equilibrio.

-¿Cuándo escribe lo hace con una sonrisa en el rostro o desde la rabia y el malestar?

-Sabina y Dylan decían que tenían que estar jodidos para escribir. Cuando estás revuelto emocionalmente salen unos colores diferentes, y cuando estás feliz, salen otros. Yo intento jugar con ambos colores. Yo no estoy todo el día sonriendo, de buen rollo, también me cabreo. Aunque sí es cierto que procuro tener siempre una actitud positiva desde el momento en que me levanto.

-¿Qué alimenta su interés por explorar nuevos territorios sonoros?

-Me baso sobre todo en los pilares de la canción popular, de la calle, en eso que decía Lennon o Marley: el menos es más. Yo no estoy inventando nada. Yo hago fusión sin confusión. Intento mezclar cositas pero sin hacer un pastiche, que al final brille la canción. Me influencia la rumba de Barcelona; uso percusiones y tambores de Brasil, porque crecí con esa música y viví en ese país; la huella del reggae es más que evidente... Yo busco una sensación, que al público, entienda o no de música, ésta le haga reír, bailar u cualquier otra cosa.

-¿Cómo trabaja la felicidad a diario?

-Haciendo algo de ejercicio, con una guitarra, con una canción, con un libro, una película... Hay una parte de la felicidad que tiene mucho que ver con la actitud. Hay días que se logra y otros que no, pero sin esfuerzo... Hay que currar hasta para ser feliz.

-¿Sigue cultivando la locura?

-Sí. ¡Que no nos falte la locura! Como decía Dalí: la única diferencia entre un loco y yo, es que el loco cree que no lo está, mientras yo sé que lo estoy. Está bien estar un poquito loco y arriesgarse.

-¿Por qué está a favor de la legalización del cannabis?

-Del cannabis y de todas las drogas. Ahora ya no las utilizo porque ni me apetece ni me sientan bien, salvo una: mi vinito. Estoy en otro tipo de drogas, como el deporte o hacer canciones. El cannabis está ahora mismo en una laguna legal. Si se legalizara habría más control, se acabaría con las mafias y habría más educación para los chavales. La información salva vidas. Se producirían menos sustos entre los jóvenes, que sabrían qué consumen. Es hora de probar otros patrones.

-La apuesta por el diálogo es otra de las banderas que enarbola Macaco. ¿Echa en falta diálogo entre la clase política española?

-Eso es un chiste, un despropósito. No da la sensación de que los políticos trabajen para nosotros. Parece que están ahí para que se peleen y jueguen con nosotros. Para formar gobierno dan vueltas y vueltas sobre lo mismo, como un disco rayado, un loop [en música electrónica consiste en uno o varios samples sincronizados]. Algo muy cansino que me entristece un montón.

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