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Entrevista

Ángeles Caso: "Confío en Podemos, pero los últimos acontecimientos me desconciertan"

"Según Hacienda, los autores no podemos desgravar gastos profesionales; hemos de currar en la calle bajo la luz del sol"

La escritora Ángeles Caso (Gijón, 1959), ayer, en la UIB. manu mielniezuk

Ángeles Caso (Gijón, 1959) investiga para recuperar "una genealogía cultural que se nos ha robado: la de las mujeres". La escritora estuvo ayer en la UIB y en Manacor presentando su proyecto sobre las pintoras olvidadas, un libro costoso para el que algunos museos han cedido los derechos de reproducción de imágenes. Al periodismo no tiene pensado volver. Al menos, de momento.

-¿Cuál es la génesis del libro Ellas mismas. Autorretratos de pintoras?

-Llevo toda la vida investigando. Acabé la carrera de Historia del Arte en 1981 y siempre he estado centrada en ello como actividad personal mía. Ahora ya tenía el libro prácticamente preparado. Y vi claro que, después de muchos años de investigación, tenía un tema importante: los autorretratos de las pintoras.

-¿Hay algún denominador común en los autorretratos?

-No, cada una eligió una manera diferente de representarse. Pero sí hay un denominador común en las pintoras a lo largo del tiempo: el interés por su propia imagen. Las pintoras se han autorretratado muchísimo más que los hombres. En primer lugar, porque necesitaban crear una especie de anuncio de sí mismas. Y en segundo, porque las mujeres tenemos una relación con nuestro cuerpo mucho más presente que los hombres. A nosotras el cuerpo nos recuerda constamente su existencia en los ciclos mensuales, en el embarazo, los partos, menopausia...

-Los performers que trabajan con su cuerpo desde los 70, con Abramovic a la cabeza, son sobre todo mujeres.

-Eso es lo interesante. En el mundo del arte contemporáneo, las mujeres siguen absolutamente reflexionando sobre su cuerpo. Son hijas de estas pintoras. Es una tradición que viene desde la Edad Media. Los primeros autorretratos que conocemos son de monjas de los conventos medievales que se autorretratan en medio de sus manuscritos. A mí no me consta que haya monjes que se hayan autorretratado. Incluso la leyenda del origen del autorretrato se atribuye tradicionalmente a una pintora griega, Lidia de Cícice.

-¿Hay alguna mallorquina?

-Pilar Montaner. La vamos a incluir porque ella tiene un autorretrato que a ver si puedo ir hoy [ayer] a verlo. No hay demasiadas pintoras españolas. Me estoy encontrando con un vacío. En el proyecto hay alrededor de 80-85 artistas. Pero la presencia española es muy escasa. Estoy siguiendo la pista de varias pero sus cuadros son muy difíciles de localizar. En Europa se ha investigado más esta cuestión.

-Cite el caso de alguna pintora que le haya llamado la atención.

-Sofonisba Anguissola. Es una pintora italiana del siglo XVI que vino a España llamada por Felipe II. Estuvo trece años en la corte de Madrid. Retrató a toda la familia real y hasta hace 20 años en el Museo del Prado no había ningún cuadro de ella. Pero no es que no estuvieran sino que estaban atribuidos a los pintores de su época. Hay tres o cuatro cuadros del Prado que han tenido que ser devueltos a Anguissola y que estaban atribuidos a otros pintores. Es muy sintomático de lo que le ha pasado a otras artistas en infinidad de museos del mundo.

-¿Cómo está el problema con Hacienda?

-El problema lo resolví en su momento. Fue un problema injusto porque en mi caso se debió a un artículo que publiqué que a la Agencia Tributaria no le gustó y entonces cayeron sobre mí cuatro revisiones de cuatro años atrás y me obligaron a devolver las desgravaciones profesionales. Es decir, el criterio de Hacienda es que un escritor no puede desgravar ni luz, ni teléfono, ni calefacción, ni taxis, ni nada. Según este criterio tenemos que trabajar en la calle bajo la luz del sol. No tenemos gastos profesionales, vamos. Pero no soy la única a la que le ha pasado.

-¿Qué elegirá cuando tenga 65: derechos de autor o pensión?

-Es que ahora se han puesto con la Seguridad Social, que también nos está persiguiendo. Las políticas culturales en España han sido erráticas. Desde el PSOE se han hecho cosas interesantes, pero siempre se han olvidado de la base, que son los propios creadores. Y las del PP, especialmente en esta legislatura, han sido políticas anticulturales: el IVA cultural, las persecuciones de la Agencia Tributaria a escritores. Yo soy la única que ha dado la cara pero son muchos más. Hay un intento por parte del Gobierno del PP de ir en contra de la cultura claramente porque somos gente molesta que dice cosas.

-Fue en listas con Somos Oviedo y Podemos. ¿Qué está pasando con la formación de Pablo Iglesias?

-Me presenté tanto con Somos a las municipales de Oviedo como con Podemos a las generales por Asturias. Me presenté en puestos bajos, no quería salir. Lo hice por simpatía, por apoyar, por participar del debate político. Yo confío mucho en Podemos. He descubierto ahí a gente valiosísima, inteligentísima, con unas ideas políticas, sociales, vitales muy interesantes y claras. Por eso estoy despistada como todo el mundo. Algunas de las cosas que están pasando últimamente me tienen desconcertada. Pero quiero creer que es por algo. Porque los considero demasiado inteligentes y valiosos para que estén cometiendo cosas que se están leyendo como torpezas. En general, está pasando algo raro en la situación política española, algo raro de lo que no nos estamos enterando ni nos informan. Pero aquí se están moviendo hilos extraños que no sabemos muy bien quién los maneja.

-¿Volvería al periodismo?

-No. El periodismo está pasando un momento horroroso. Se ha encontrado con una crisis profunda que tiene que ver con un cambio de usos por parte de los que leen, oyen, escuchan o ven el trabajo de los periodistas. Pero que también tiene que ver con que las empresas periodísticas no lo están sabiendo hacer bien y están tirando piedras contra su propio tejado. Nunca me he sentido periodista, nunca he hecho periodismo de trinchera. Yo he sido comunicadora, he trabajado algunos meses en la redacción de Cultura de TVE cuando dejé la pantalla. Pero no he sido una periodista de calle. No es lo mío. Mi mentalidad es más de historiadora que de periodista. Yo necesito tiempo para reflexionar y distancia. Y el periodista es lo contrario. Siempre hubo una contradicción entre lo que yo soy y esa obligación de estar en el minuto a minuto.

-¿Ve un retroceso en la lucha de los derechos de las mujeres?

-Sí. En este país, en estos últimos cuatro años, hemos dado un salto atrás de más de veinte en muchas cosas.

-¿Qué mujeres visibles de la sociedad le están gustando?

-Manuela Carmena y Ada Colau están siendo un ejemplo de dos maneras distintas de establecerse en una determinada posición. Me parecen dos mujeres muy valiosas. Una mujer que me parece que tiene muchas cosas que aportar y se la oye poco es la filósofa valenciana Adela Cortina.

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