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Entrevista

Jaume Martorell: "Para mí, Salomé es una pre-punki"

"La orquesta, al ser tan grande, no puede estar en el foso y debe situarse sobre el escenario"

El escenógrafo mallorquín Jaume Martorell, en el Teatre Principal.

Esta noche el Teatre Principal de Palma estrena la ópera Salomé de Richard Strauss, basada en el texto homónimo de Oscar Wilde. La producción será semi-escenificada, lo que implica que la orquesta estará sobre el escenario, con los intérpretes vocales situados delante de la sección de cuerdas. Algunos elementos de vestuario y decorados ayudarán a entender la acción.

El escenógrafo Jaume Martorell, que ya hizo algo parecido hace unas temporadas con escenas de El Anillo del Nibelungo de Wagner, firma la escenografía. Con él pudimos hablar poco antes del ensayo general.

-¿Qué tienen en común esta Salomé y el espectáculo sobre Wagner que dirigió aquí hace unos años?

-En común tienen que la orquesta, al ser tan grande, no puede estar dispuesta en el foso con lo que debemos situarla sobre el escenario. Eso naturalmente condiciona los movimientos y los decorados. Además los cantantes, como en el Wagner, van vestidos de concierto con algunos detalles, como capas, que los personalizan.

-¿Con qué elementos escénicos cuenta para hacer más teatral la acción?

-Hemos utilizado un elemento que de forma casi permanente enmarca la historia, que es la luna. La luna, como referente, aparece repetidamente en la obra de Wilde y también en la de Strauss. Tanto Salomé como Narraboth, Herodes o Herodías hacen referencia a la luna, por ello la tendremos como decorado omnipresente. Hemos utilizado decorados de anteriores producciones del propio teatro, otros de una adaptación del Tirant lo Blanc que hice para Valencia así como algunos elementos nuevos como la cabeza de Jochanaan

-¿Qué hay de Oscar Wilde en la Salomé de Strauss?

-Todo, casi letra por letra. Si tomamos el texto original del drama que Wilde escribió originariamente en francés y el libretto de la ópera vemos que estamos ante una traducción, poética si se quiere, pero traducción al fin y al cabo.

-Para usted ¿de qué es metáfora Salomé?

-Hoy, en el siglo XXI, la vemos con ojos muy diferentes de como la veían en la época en la que se escribió la ópera. Para mi Salomé es una pre-punki. Su concepto de placer, lujo, amor, sexo, lujuria, son propios de los años setenta. Le gusta tanto un hombre que hace que le corten la cabeza. Por el simple hecho de que él no quiere mirarla o porque no deja que ella le toque el pelo, ordena que le corten la cabeza. Otra manera de entenderlo sería desde la concepción gore. Tomar una cabeza en tus manos y hablarle era impensable en los años veinte. Y menos en 1891 cuando se estrenó la obra teatral.

Por otra parte Salomé es una mujer fuerte, que consigue todo lo que quiere. La manera de actuar de Salomé es perversa.

-¿Existen similitudes entre Salomé y otro personaje bíblico como Dalila, la esposa de Sansón?

-Podríamos encontrar similitudes aunque Salomé es mucho más malvada. Dalila en el fondo sacrifica a Sansón por su pueblo, Salomé a Jochanaan por capricho. Dalila es más cerebral, Salomé es impulsiva, se mueve por sus impulsos sexuales, sensuales y voluptuosos.

-¿Es Salomé una Carmen bíblica?

-No se me había ocurrido, pero sí tienen elementos en común, aunque Carmen es demasiado fina frente a Salomé. Carmen utiliza los hombres hasta que le satisfacen y luego los desprecia, pero no los mata. Las dos acaban mal aunque por motivos diferentes. En Salomé, treinta años posterior a la ópera de Bizet, hay muchas dosis de simbolismo, con frases y escenas que en Carmen no encontramos. Salomé literariamente es mucho más grande que Carmen.

-Y Jochanaan, ¿de qué es referente?

-Es como un talibán moderno. Se niega a todo. No permite que Salomé lo toque, ni que lo mire siquiera. Es una persona exageradamente entregada al pre-cristianismo.

-¿Cómo se reflejan la perversión y la maldad en la producción que podremos ver en Palma?

-Sobre todo en la elección de los cantantes protagonistas, que sin duda son monstruos vocales y escénicos. Ellos mismos ya transmiten odio, fuerza y placer, según sea el caso. Su presencia ya seduce. También los cantantes mallorquines están a un nivel realmente europeo, en dicción y expresión.

-La última escena de la ópera es un reto para la protagonista

-Sin duda. Muchas sopranos no se han considerado divas auténticas por no haber sido capaces de cantar ese personaje. La escena final de Salomé, con la protagonista cantando sola con la orquesta, es mucho más parecida a la del final de la Tetralogía, con Brunhilda preparada para la inmolación que a la de Tristán e Isolda. Cantar ese monólogo de Salomé, para una soprano, confirma no solamente su consolidación como cantante sino también como intérprete teatral. Strauss con ese monólogo en el que Salomé le habla a la cabeza cortada de Jochanaan resume todo lo que hemos estado viviendo durante las escenas precedentes. Es como un compendio musical que pone los pelos de punta.

-¿Cómo será la escena de la danza de los siete velos?

-No será una danza al uso, pero sí habrá complicidad sensual entre la protagonista y Herodes. Pensemos que los artistas están situados justo delante del público, sin el foso que los separe, con lo cual un simple gesto se puede percibir mucho mejor por parte del público.

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