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Crítica de cine

Licencias poéticas

Paolo Sorrentino ha logrado entrar en la liga de directores de culto, que te entran hasta la médula o te rebotan. Tienen estilos visuales muy personales y llamativos; en la narrativa, el guión, van muy por libre, con el riesgo que ello implica. Sorrentino no niega su admiración por Fellini. Si La gran belleza fue un homenaje nada velado a La dolce vita, La juventud bebe parcialmente de Ocho y medio. La cinematografía tiene momentos excelsos (las idas y venidas del spa, los conciertos nocturnos, Caine dirigiendo a los bóvidos o un par de planos de Venecia nocturna). Las actuaciones, lo mismo. El cuarteto protagonista (Caine, Keitel, Weisz y Fonda) está a la altura de sus currículos; los secundarios, unos mejor que otros.

El guión (me obliga a pasar a primera persona y destriparlo) me ha chirriado. El escenario, un hotel en las montañas suizas, es demasiado lujoso como para compadecerse de sus inquilinos. La trama del concierto real debería haber finalizado en su escena inicial. La bronca de Weisz, cuando vive de su padre desde hace años, me ha dejado perplejo. A Keitel no se le ve angustiado en ningún momento; al contrario, feliz de tener a cinco becarios adulándole y sacándole el trabajo. Su huida final no cuadra. Y que un actor joven especializado en filmes de ciencia ficción rechace a una Miss Universo... En fin, demasiadas licencias creativas, demasiado melodrama.

Narrativamente, concluyo, La juventud está a la altura de Somewhere (Sofía Coppola) más que de Ocho y medio. Visualmente vuela muy alto. Por eso, y por las actuaciones, merece ser vista.

La Juventud

***½

Nacionalidad: Italia, Unidos, 118 min.

Director: Paolo Sorrentino

Actores: Michael Caine, Harvey Keitel, Rachel Weisz, Jane Fonda

Cines: Augusta, CineCiutat

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