Luca se encuentra entre los cuatro ganadores de la XXII edición de la Olimpiada Nacional de Química, celebrada este fin de semana en Ávila y organizada por la Asociación Nacional de Químicos de España.

Además, han ganado Sergio Pérez Conesa, alumno de último curso de Educación Secundaria del Colegio Aljarafe, de Sevilla; David Rodríguez San Miguel, del Instituto Príncipe Felipe de Madrid, y María Ángeles García Ferrero, del Instituto Lancia de León.

Estos cuatro alumnos, que han recibido un premio de 750 euros concedido por el Ministerio de Educación y un premio empresarial, que les supondrá un contrato de trabajo en una empresa química una vez que concluyan sus estudios universitarios, también serán los representantes de España en la Olimpiada Iberoamericana, que tendrá lugar en Cuba en octubre.

Durante el acto celebrado esta tarde en el Teatro de Caja de Ávila de la capital abulense, han sido entregadas entre los 134 participantes en esta XXII Olimpiada Nacional de Química un total de trece medallas de oro, entre ellas las de los cuatro primeros puestos; veintisiete medallas de plata, 41 de bronce y siete menciones honoríficas para aquellos alumnos que han obtenido la máxima puntuación en alguno de los problemas planteados.

Según ha explicado a los medios de comunicación el presidente de la Asociación Nacional de Químicos de España, Carlos Negro, las pruebas de esta olimpiada han estado divididas en dos partes, una compuesta por cuatro problemas y otra tipo test, con 45 preguntas.

"El nivel ha sido muy bueno en esta edición, algo que suponíamos, ya que estos estudiantes habían ganado ya en las pruebas locales realizadas en cada comunidad autónoma", ha apuntado Negro, quien ha añadido que "cada vez se observa más entusiasmo entre alumnos y profesores por la química".

Junto a Carlos Negro han asistido a esta entrega de premios la subdirectora general de Becas y Promoción Educativa del Ministerio de Educación, Amalia Gómez; Leandro González, de la Consejería de Educación de la Junta de Castilla y León; Juan Antonio Rodríguez, de la Real Sociedad Española de Química, y representantes tanto de las Universidades de Salamanca, Burgos y Valladolid como del Ayuntamiento de Ávila y la Diputación.