Plantar árboles en zonas de Latinoamérica, África o Asia y seguir su evolución en remoto es posible gracias a la combinación de tecnología, medioambiente para la reforestación que desarrolla la empresa Treedom, con el objetivo, además, de dar oportunidades de desarrollo a comunidades locales.

El proyecto surgió en 2010 en Florencia (Italia) de la mano de Federico Garcea y Tommaso Speroni y desde su fundación se han plantado 1,5 millones de árboles que han capturado 360.000 toneladas de dióxido de carbono (CO2) hasta la fecha.

El objetivo de Treedom es "contribuir al cambio del planeta", trabajar en la reforestación, para generar ecosistemas que absorban la mayor cantidad de dióxido de carbono (CO2) posible, con un objetivo social, explica en entrevista con EFE la coordinadora desde 2011 de los proyectos agroforestales de Treedom, Martina Fondi.

El lema de la empresa es "let's green the planet" (reforestemos el planeta) y tras implantarse en Italia, Reino Unido, Alemania, Austria y Suiza, ahora inicia su camino en España, con el objetivo de buscar socios para sus proyectos.

El objetivo es luchar contra las consecuencias globales del cambio climático pero también contra la desertificación, la pérdida de biodiversidad o la erosión del suelo.

La finalidad es "realizar proyectos bastante pequeños con la idea de desarrollar actividades que puedan tener un impacto y un beneficio medioambiental, pero también social" principalmente en el hemisferio sur (Latinoamérica, África y Asia) y que empodere a las comunidades.

Hasta el momento se ha beneficiado a más de 84.000 agricultores que han generado ingresos gracias a los árboles, lo que permite un desarrollo sostenible para las familias y las comunidades.

Para ello trabajan "con organizaciones locales pequeñas, ongs o asociaciones que estén siempre involucradas con las poblaciones en el desarrollo de pequeños proyectos de reforestación".

El proyecto se inició en África, y actualmente "tenemos programas en 17 países", y buscan ampliar la actividad "sobre todo a Latinoamérica, donde están en Haití -desde 2012-, Guatemala, Honduras, Ecuador y Colombia.

Lo particular de los proyectos Treedom es que "cada árbol es plantado, geolocalizado con un punto GPS, fotografiado y tiene un diario digital", explica Fondi.

La idea es que una persona o empresa compre uno o más árboles, y cada ejemplar tenga un diario online, por lo que la evolución de cada uno de ellos se puede seguir en la página web de Treedom y "se puede conocer la transparencia de la actividad, un aspecto que es muy importante en nuestro sector".

Según Fondi, Treedom tiene tres reglas fundamentales importantes que son: cada proyecto debe tener beneficios ambientales globales para luchar contra el cambio climático; beneficios ambientales locales y sociales trabajando con mujeres, jóvenes, escuelas o asociaciones.

Explica que los árboles se compran y pueden ser compartidos como regalos de Navidad -para lo que han lanzado la campaña #TheGreatestGift (Un gran regalo)-, pero también para bodas, bautizos, comuniones, aniversarios o puede ser una actividad que utilice una empresa para comunicar o lograr beneficios ambientales y sociales.

Con el coste de cada árbol se incluyen otras actividades del proyecto, como la construcción de viveros y la producción de plantones, la distribución entre los agricultores, "su capacitación con las mejores prácticas agroforestales o el reemplazo de las plantas fallidas durante los primeros años de vida".

El objetivo no es solo cultivar árboles, "trabajamos con una visión a largo plazo, lo que significa que decidimos con la comunidad local las especies de árboles correctas y más apropiadas".

Se busca sobre todo "el beneficio de mujeres y jóvenes que desarrollen una conciencia medioambiental y comprendan los beneficios agroforestales".

Explica la responsable agroforestal de Treedom que "cada país tiene sus leyes y nosotros no somos propietarios ni de la tierra ni de los árboles ni de los frutos, todo es claramente de los campesinos".

Asegura que "nuestros clientes no tienen ningún beneficio sobre los árboles, van en beneficio de las comunidades locales y para que el proyecto sea sostenible a largo plazo y en beneficio del planeta, los árboles de Treedom no se van a cortar".

Se realiza un trabajo de campo anterior con las comunidades porque "cada una es diferente y cada una tiene los beneficios directos de su proyecto".

Entre las especies que se cultivan en los diferentes proyectos están el mango, el aguacate, el café, el cacao, el anacardo, el banano, limones, naranjas, limas, moringas o guanábanas, frutos que se pueden vender en los mercados locales, asegura Fondi.

Pero también otras especies que ayudan a la fertilización del suelo o permiten luchar contra la erosión y proporcionan beneficios mutuos entre árboles, como es la acacia, ya que "sus raíces protegen muy bien contra la erosión" y otras que han sido muy explotadas como la caoba, el cedro, la ceiba, la cacha, el tambor, entre otras.