Con más de 10.000 trabajadores en todo el mundo y más de nueve décadas de experiencia, Cepsa sigue siendo una de las compañías líderes del sector energético en España. Algo que ha conseguido gracias a los aspectos en los que basa su gestión, como la sostenibilidad, uno de sus valores corporativos que, como no podría ser de otra forma, incluye todo lo relativo a la protección medioambiental. Tal y como afirma el responsable de Protección Ambiental de la empresa, Juan Carlos Galván, "estamos convencidos de que el desarrollo de nuestras actividades y la preservación del medioambiente deben ir de la mano. Por ello, trabajamos para prevenir y reducir nuestro impacto en todos los ámbitos".

En esta línea, la energética controla la huella de sus actividades en el medioambiente y lo hace a través de un sistema de gestión ambiental auditado por la norma ISO 14001, el reglamento que demuestra que las empresas son responsables y están comprometidas con el medioambiente. Tal y como lo ve Galván, "por la naturaleza de nuestras actividades, tenemos una responsabilidad sobre el entorno en el que operamos y la protección de la biodiversidad es fundamental para preservar el equilibrio de los ecosistemas naturales". La empresa energética colabora con instituciones científicas para desarrollar proyectos destinados a restaurar y conservar los hábitats y recuperar ecosistemas.

Proteger la biodiversidad

La compañía energética, junto con la Fundación Cepsa, protege y pone en valor espacios naturales donde la compañía tiene centros industriales, como la Estación Ambiental Madrevieja en San Roque (Cádiz), y la Laguna Primera de Palos (Huelva). A esta tarea, que tiene más de dos décadas de andadura, se unen proyectos específicos de conservación de fauna y flora autóctona. Entre estos destaca la introducción del aguilucho cenizo. Según el Libro Rojo de los Vertebrados de España, la presencia de esta ave rapaz ha disminuido drásticamente en las últimas décadas por la fuerte mecanización de las labores del campo. La Fundación Cepsa, junto con la empresa Ornitour y en coordinación con la Junta de Andalucía, ha iniciado un proyecto para recuperar esta especie a través de la técnica de hacking, también conocido como cría campestre controlada.

Varios estudios indican un declive de la población de lechuzas del13% respecto al año 2005. Para evitar la extinción de esta especie, Cepsa inició en 2018 un programa de recuperación de las poblaciones de lechuza en la comarca del Campo de Gibraltar. El proyecto consiste en la instalación de cajas nido para el reforzamiento de su hábitat de nidificación, lanzar un plan de conciencias sobre la especie y reforzar la población de la zona con la suelta de ejemplares.

Desde el año 2019, la fundación colabora en una investigación para dimensionar el alcance del daño que el alga Rugulopteryx okamurae está provocando en el estrecho de Gibraltar. La actuación consiste en monitorizar la evolución de la especie e identificar sus fortalezas y debilidades para, así, poder implantar un protocolo de erradicación de los problemas que genera. El estudio revela que más del 80% de las superficies horizontales de fondos rocosos y de escasa pendiente en superficies verticales bien iluminadas están ocupadas por el alga asiática. Está presente en la costa desde Sancti Petri (Cádiz) hasta Marbella (Málaga) y genera un impacto negativo en la fauna marina y el turismo de la zona.