El reciente Informe Especial del Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático ha alertado sobre los impactos climáticos que ya estamos sufriendo y que nos están golpeando con más fuerza y antes de lo previsto. Conseguir limitar el calentamiento a 1,5 grados es aún posible, pero requerirá de cambios sin precedentes en todos los aspectos de la sociedad, ya que las emisiones globales de gases de efecto invernadero habrán de reducirse casi a la mitad durante la próxima década.

Esta trasformación a menudo se ha centrado en los avances tecnológicos que pueden hacerla posible y se ha desarrollado por áreas de conomiento. Es por ello que al pensar en la crisis climática muchos se imaginan soluciones exclusivamente asociadas a la innovación tecnológica o en soluciones en compartimentos.

Sin embargo, las medidas propuestas necesitan enmarcarse dentro de los valores de cada sociedad y estar basadas en principios de justicia e inclusión social, si queremos que dicha transición no ahonden en las injusticias ya existentes. En este sentido el término de "transición justa" - para referirse a la necesidad de establecer políticas que minimicen los efectos sobre personas y territorios que puedan verse afectadas por la transición energética- se ha convertido en uno de los pilares de la agenda política y a los que la investigación está también llamada a contribuir con nuevas ideas y propuestas. En pocas palabras, la innovación tecnológica debe acompañarse de una buena dosis de innovación social.

De la misma forma, y siendo la especialización importante, el enfoque multidisciplinar será también fundamental para encontrar soluciones climáticas efectivas y adaptadas a la realidad. Esta colaboración habrá de generarse desde el respeto y aprovechando las diferentes capacidades y perspectivas existentes. Además, desde el ámbito de la ciencia es hoy más necesario que nunca que trabajemos junto con los agentes sociales.

La Cumbre de Clima (COP25) que se celebra estos días en Madrid es un buen momento para recordarnos también que es necesario que desde la ciencia pasemos a la acción, imaginando y ayudando a poner en marcha estas trasformaciones que permitan avanzar hacia unas sociedades más resilentes, sostenibles y respetuosas con el planeta que nos alberga.