Xiskya Valladares, la monja tuitera, se pasa a Tik Tok, donde ya tiene 136.000 seguidores y en su último vídeo se entusiasma con las galletes d'Oli de Artà. "Son las mejores galletas de su estilo que puedes encontrar", comenta la religiosa de la congregación de Pureza de María en Mallorca, reconocida influencer y jefa comunicación del CESAG. "Soy monja de verdad, aunque te parezca que no. Me mueve el evangelio de Jesús", dice de sí misma en su perfil.

Mientras cuenta sus seguidores que ha recibido un suculento envío de galletas en su domicilio, Valladares abre la caja muy contenta, exhibe el producto y descubre un diploma con su nombre que le remite la fábrica con un mensaje: "Xiskya, nos encanta que peques de gula con las Galletes d'Oli Artàsanes".

A la monja, natural de Nicaragua, no se le resiste ningún asunto en las redes sociales, donde en sus vídeos responde a preguntas como ¿Me pongo el bañador en la playa?, ¿La iglesia es el inicio del patriarcado?, ¿Existe el divorcio religioso?, ¿Hay alguien en el cielo?, ¿Cuál es el pecado más grave? o ¿Tiene validez el matrimonio civil?". Lleva 32 en España y nueve en Mallorca. Es licenciada en Filología Hispánica por la Universidad de Barcelona, máster en Direccióny Gestión de Centros Educativos, máster en Periodismo por el Ceu San Pablo y doctora en Comunicación por la misma universidad.

Empezó a usar las redes sociales en 2011. "Descubrí su utilidad a raíz de la Jornada Mundial de la Juventud, cuando tuve la oportunidad de tuitear todo lo que vivíamos en Madrid", explicó en una entrevista con Diario de Mallorca. "Comprobé entonces que las redes no son ni buenas ni malas, sólo una herramienta más, pero que bien empleadas tienen una fuerza y un poder inimaginables".

En 2015 la revista digital iMisión que dirige, vinculada al Centro de Enseñanza Superior Alberta Giménez, fue hackeada por el Estado Islámico, que decidió ensombrecer toda su portada en represalia por los testimonios recogidos en esa página sobre la situación que padecían cerca de 70.000 refugiados cristianos en el barrio Ankawa de Erbil, capital del kurdistán iraquí.