Un grupo de excursionistas, entre los que se encontraban dos jóvenes residentes en Ibiza, decidieron pasar el puente de la festividad del día de las Islas Baleares en Girona.

Mientras daban un paso por las inmediaciones de la localidad de Campelles se encontraron con una manada de bovinos cercados por una valla electrificada.

Justo en es emomento, una vaca se disponía a dar a la luz. El grupo de excursionistas decidió quedarse a observar este proceso y tras algo más de una hora, nació un ternerito.

Entonces, como es natural, la mamá empezó a lamer a su hijo para quitarle la placenta que todavía llevaba pegada, con tal mala suerte que en un fuerte lametazo lanzó al ternero fuera de los límites del cercado electrificado, quedando ambos separados.

No fue tan fácil como creían

Los excursionistas, que seguían con gran interés todos estos acontecimientos, decidieron echar una mano al recién nacido, aunque no fue una tarea fácil.

Primero, no pensaban que el ternero pesase tanto, y segundo, el animal estaba algo resbaladizo por la placenta que aún tenía.

Tras varios intentos y mucho esfuerzo, entre cuatro personas pudieron pasar al ternero al otro lado de la valla electrificada donde se encontraba la madre, no sin que uno de los jóvenes se llevase una pequeña descarga eléctrica.