A estas alturas del otoño ya estarán puestos en las camas las mantas y edredones para protegerse del frio nocturno. Probablemente también las alfombras para dar más calidez al hogar.

Y también con toda probabilidad algunos estén empezando a experimentar los síntomas de la alergia a los ácaros. Por que durante estos meses estos artrópodos de minúsculo tamaño que les hace totalmente imperceptibles se sienten muy cómodos en los lugares, cálidos y húmedos.

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Entre las más de 30.000 especies de ácaros, los que nos provocan alergia son los llamados ácaros del polvo doméstico (Dermatophagoides).

Como explican desde la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), este tipo de artrópodos «crecen en ambientes con una humedad superior al 70% y a una temperatura óptima en torno a los 25ºC». Están presentes en cualquier lugar, pero son las zonas costeras donde más proliferan.

Su forma de subsistir es alimentándose de «residuos orgánicos, sobre todo restos de piel muerta, por lo que se encuentran fundamentalmente en colchones, mantas, almohadas, alfombras, moquetas y muebles tapizados».

Síntomas de la alergia a los ácaros

Los ácaros del polvo pueden producir distintas reacciones alérgicas en función de por donde acceda ‘bichito’ a nuestro organismo.

Tratamiento para la alergia a los ácaros

Los expertos en alergología distinguen dos tipos de tratamiento. Por un lado, aquellos destinados a tratar los síntomas de la alergia, bien sean de conjuntivitis, rinitis o asma. Por otro lado, se encontraría la inmunoterapia para tratar la alergia en sí.

Cómo evitar la proliferación de los ácaros

Si sabemos que somos alérgicos a los ácaros, lo mejor que podemos hacer es huir de ellos. Y aunque esto no siempre es una tarea fácil, desde la SEIAC nos facilitan algunas medidas preventivas que pueden resultar fundamentales para «controlar la aparición de los síntomas».