Con motivo del Día Mundial de la Diabetes, la Federación Internacional de Diabetes (FID) ha publicado nuevas cifras que muestran que 537 millones de adultos viven actualmente con diabetes en todo el mundo.

Es un incremento del 16% (74 millones más) desde las estimaciones anteriores realizadas por la FID en 2019.

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Si nos centramos en España los datos sobre el incremento de esta patología son aún más preocupantes. La 10ª Edición del Atlas de la Diabetes de la FID, que se publicará el 6 de diciembre, revela que unos 5,1 millones de españoles viven con diabetes.

Esto supone que el número de personas con diabetes se ha incrementado en nuestro país en un 42% desde el 2019.

La prevalencia de la diabetes en España ha alcanzado el 14,8%.  Afecta a uno de cada siete adultos y es la segunda tasa más alta de Europa.

Además, el gasto sanitario relacionado con la diabetes en España ha alcanzado los 13.430 millones de euros (15.500 millones de dólares), lo que sitúa el país en la lista de los diez primeros países en cuanto al gasto sanitario relacionado con la diabetes.

Muchos casos no diagnosticados

Casi un tercio (30,3%) de las personas que viven con diabetes en España no están diagnosticadas. Y el problema es que, cuando la diabetes no se detecta o no se trata adecuadamente, puede causar complicaciones graves y potencialmente mortales, como p. ej. un infarto de miocardio, un accidente cerebrovascular, una insuficiencia renal, una ceguera o la amputación de miembros inferiores. Estas complicaciones reducen la calidad de vida y aumentan los costes sanitarios.

«En los dos últimos años se ha producido un fuerte aumento del número de adultos con diabetes en España. Se trata de una tendencia preocupante que afecta a la vida de millones de personas en todo el país», afirma el doctor Antonio Pérez Pérez, presidente de la Sociedad Española de Diabetes (SED) y director de la Unidad de Endocrinología y Nutrición del Hospital de la Santa Creu i Sant Pau en Barcelona.

Más allá de la salud física

Para los especialistas en diabetes, un aspecto clave para tratar y controlar la enfermedad es el manejo multidisciplinar. Y dentro de estos, uno de los aspectos importantes y probablemente más desconocido, es el psicológico.

Tal y como explica la jefa de servicio de Endocrinología y Nutrición del Hospital la Luz, doctora María Luisa de Mingo, la diabetes es una de las enfermedades crónicas que más apoyo psicológico necesita para la aceptación y adaptación a los cambios tras el diagnóstico que serán los que, con la motivación de la propia persona, influirán en la mejor o peor evolución de la enfermedad.

 

El impacto de la diabetes en los niños

Probablemente, uno de los grupos de población más vulnerable al impacto psicológico de la diabetes son los niños. Según esta experta, el diagnóstico de esta patología, especialmente el tipo 1 en niños, supone una crisis y un estrés psicosocial tanto para el paciente como para su familia por los cambios en el estilo de vida y el autocontrol que se deben tener.

«Tras el diagnóstico de la diabetes se puede producir un trastorno adaptativo que es una reacción exagerada a la esperable y que es transitorio pudiendo durar unos 9 meses con la aparición de síntomas ansiosos-depresivos, alteración del sueño o aislamiento social», indica la doctora de Mingo.

La enfermedad conlleva una serie de fases típicas como la negación y la rebeldía. «Se produce una búsqueda de segundas opiniones por especialistas y los pacientes no creen que les puede estar pasando a ellos…Incluso, la rabia lleva a buscar un factor culpable de la enfermedad», subraya María Luisa de Mingo.

«Otros entran en depresión y en tristeza y creen no poder alcanzar las metas a conseguir», afirma la especialista del Hospital La Luz.

Trastornos psicológicos

El estrés, ansiedad y angustia son algunos trastornos psicológicos que podría afectar la salud mental de una persona con diabetes. Además de estos, merecen también atención los trastornos de la conducta alimentaria, muy frecuentes entre las mujeres.

Según la doctora de Mingo, el control sobre la alimentación, el peso y la dosis de insulina pueden llevar a la aparición de trastornos como anorexia o bulimia.

«Las hipoglucemias recurrentes pueden provocar atracones por dulces que después se intenta compensar con dosis extra de insulina», asevera la endocrina.

Esta experta afirma también que la autoimagen negativa como persona «defectuosa» y «diferente» genera un sentimiento de inferioridad y miedo al rechazo social (por ejemplo, los niños en cumpleaños de amigos). Además, puede ser factor de riesgo de complicaciones y de una reducción de la calidad de vida.

Dado que pueden aparecer también trastornos crónicos como la depresión, conductas obsesivas por el deseo de perfeccionismo en el manejo de la diabetes, fobia social y fobia a la hipoglucemia (el nivel de azúcar en sangre es más bajo que lo normal), «debemos estar atentos ante su sospecha para ayudar a verbalizarlos y poder acudir a un especialista en psicología/psiquiatría para recibir ayuda y apoyo», concluye la doctora María Luisa de Mingo.