Sabemos que las actividades humanas están cambiando el planeta más rápido que en cualquier otra época, generando procesos como el calentamiento global, la contaminación y la extinción masiva de especies.

Pero tendemos a pensar que se trata de un problema medioambiental más o menos grave que solo nos afecta de una manera indirecta.

Estamos equivocados.

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Veámoslo de otra forma, mucho más real:

Desafortunadamente, ni de lejos le estamos dando la importancia que realmente tiene.

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Los mejores analistas y millones de datos

En este sentido, las conclusiones de un gran número de científicos de primera fila asociados enconsorcios de investigación internacionales, que trabajan sobre millones de datos recogidos durante las últimas décadas, resultan extremadamente preocupantes.

Ante la magnitud del problema vale la pena.

Y es urgente intentar comprender qué es lo que está pasando. Porque probablemente sea éste uno de los temas que peor hemos divulgado los científicos.

Es comprensible porque es muy difícil de contar. Son muchas cifras y modelos matemáticos muy complejos, y eso nos echa para atrás a la hora de escribir sobre el tema pensando en un público amplio y no especializado.

Pero es esencial hacerlo. Porque si no cambiamos nuestro estilo de vida, el futuro no va a ser bueno.

Por eso estos artículos de BuscandoRespuestas buscan divulgar, para que todo el mundo sea capaz de entender a lo que nos enfrentamos.

Sólo así seremos capaces de cambiar el presente, para mejorar el futuro.

Así que empezaremos en este capítulo analizando solamente las consecuencias más directas de este calentamiento global.

En concreto la mortalidad producida por el cambio en la temperatura, dejando para posteriores artículos la mortalidad debida a otros muchos problemas derivados del cambio glo-bal producido en la Tierra por las actividades humanas.

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Capítulo II, la temperatura

Desde que empezó la revolución industrial, la liberación de CO2 a la atmósfera ha con-seguido que la temperatura global del planeta aumente en una media de 1,2 grados cen-tígrados.

Pero el calentamiento se acelera enormemente a medida que pasa el tiempo.

Y aunque tenemos registros fiables de temperatura desde el siglo XIX, los 19 años más cálidos jamás registrados ocurrieron después del año 2000.

Por más que nos parezca algo lejano, Europa es una de las zonas más afectadas.

Es posible que 2,2 º C no nos parezca mucho. Pero el incremento del que hablamos no es el resultado de un poquito más de calor cada día.

El problema está en que el calentamiento global incrementa las temperaturas extremas.

Esa media de 2.2 º C de incremento se consigue porque en los veranos se alcanzan unos cuantos picos de calor extremo, al mismo tiempo los inviernos traen unos pocos días de frío muy intenso.

Por ejemplo, a principios de enero de este año la borrasca Filomena congeló grandes áreas del país, mientras que en agosto se batieron récords y llegamos a alcanzar los 49º C.

Y es que, aunque resulte chocante, el calentamiento global también traerá días extremadamente fríos. Por eso la mortalidad aumentará tanto a causa del calor, como por culpa del frío.

Más de 130 millones de muertes analizadas

¿Cuánta gente muere realmente al año como resultado directo de estas temperaturas extremas?

Para saberlo se ha estudiado en detalle, desde el 1 de enero del año 2000 al 31 de diciembre de 2019, un total de 750 ubicaciones diferentes en 43 países repartidos por todo el mundo.

Diariamente se recogieron los registros de temperatura y se estudiaron las causas de to-das las muertes que allí se producían. En total se analizaron más de 130 millones de muertos.

Como media, la tasa de exceso de muertes debidas tanto a calor como a frío extremos fue de 74 muertes por cada 100.000 habitantes, lo que equivale a más de 5 millones de muertos al año.

Para hacernos una idea de su magnitud, recordemos que las cifras oficiales de muertos por Covid-19 desde que se desató la pandemia hace casi dos años es de unos 4,8 millones.

Esto quiere decir que las temperaturas extremas mataron aproximadamente a tantas personas como la Covid-19.

Pero las medias enmascaran la gravedad del fenómeno.

En toda la historia de la Salud Pública se conocen muy pocas causas de mortalidad que se hayan incrementado en tan alto grado.

Dónde mata más el calentamiento

Geográficamente hay mucha variación.

En Europa mueren al año algo más de 835.000 personas por esta causa. Pocas de esas muertes ocurren en los países del norte, pero el este y el sur de Europa se ven extremadamente afectados.

En el continente americano, por el contrario, se producen menos muertes debidas a temperaturas extremas. Unas 390.000 al año. Y eso que, redondeando por lo bajo, el continente americano tiene 250 millones de habitantes más que Europa.

En el África Sub-Sahariana la situación resulta catastrófica. Allí las temperaturas extremas matan a casi 1.100.000 personas al año.

En Asia la situación también es pésima, sobre todo en las grandes ciudades costeras abarrotadas de habitantes, tanto del este como del sur del continente. Allí la tasa de muertes se incrementa a una velocidad vertiginosa.

En el otro extremo están los países de América Latina y del Caribe, así como el sudeste de Asia. Son los lugares que menos muertes sufren debido a las temperaturas extremas.

Y aunque no le damos importancia, la realidad es que el exceso medio de muertes debidas a temperaturas extremas alcanza ya el 9,43% de las muertes mundiales. Y va incrementándose muy deprisa.

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Podemos ahorrar 2 millones de muertos al año

Urge controlar el calentamiento global. Tan solo con que las temperaturas se hubiesen mantenido en los niveles del año 2000, estaríamos evitando unos dos millones de muer-tos al año.

Pese a lo catastrófico de estas cifras, las perspectivas son todavía peores.

Es difícil saber en qué medida conseguiremos mitigar el problema del calentamiento global. Pero incluso con los más ambiciosos esfuerzos para reducirlo, es inevitable un mayor incremento de la temperatura debido simplemente al CO2 que ya hemos liberado en la atmósfera.

Desafortunadamente la ciencia avanza despacio.

Tanto por su propia naturaleza (las hipótesis se comprueban una y otra vez realizando innumerables experimentos que deben arrojar resultados coherentes, se analizan cantidades masivas de datos, los trabajos se revisan por muchísima gente antes de publicar-se…), como por las limitaciones de recursos que a ella se dedican.

Hasta hace pocos años aún no había suficientes datos de mortalidad por temperaturas extremas.

Entonces se pensaba que alrededor del 7,7 % del total de muertes de la humanidad podían atribuirse a las temperaturas no óptimas. Pero con un conocimiento mejor vemos que la cifra real es casi dos puntos porcentuales mayor.

El problema está en lo rápido que crece anualmente.

Incluso en el mejor de los casos la situación ya es tan grave que podemos estimar que hasta el 14% de los seres humanos morirán prematuramente en los próximos años como consecuencia directa de las temperaturas no óptimas producidas por el calentamiento global.

Nuestro estilo de vida insostenible desató el calentamiento global que terminará con buena parte de la humanidad.

Ahora sabemos que se nos está acabando el tiempo.